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Migrantes en Chihuahua Persisten en su Ruta hacia EE.UU. Pese a Obstáculos en la Frontera

Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

Junto a las vías del tren en las afueras de Chihuahua, decenas de migrantes internacionales, entre ellos una mujer salvadoreña que viaja con su hijo, sobreviven a la intemperie mientras mantienen firme su objetivo de llegar a Estados Unidos. Entre los grupos destacan Jairo y Luis Fernando, dos jóvenes venezolanos que llevan un año recorriendo México desde la Ciudad de México, y ahora enfrentan el aumento de controles en la frontera norte.

“Vamos para allá a entrar, tenemos que entrar porque esa es la meta”, afirmó Jairo, quien explicó que, pese a la eliminación de mecanismos legales para solicitar asilo en EE.UU. y la ampliación del muro fronterizo, su grupo insiste en intentar el cruce. “Queremos ver por nuestros propios medios. Si está feo, lo comprobaremos nosotros mismos”, añadió, reflejando una determinación compartida por muchos que duermen en campamentos improvisados cerca de las vías.

El grupo principal, compuesto por diez personas, se desplaza en pequeños subgrupos para evitar ser detectados. Entre ellos, anoche se sumaron dos mujeres salvadoreñas y un niño, quienes llegaron exhaustos al área. “No podemos venir todos; venimos así de poco en poco”, detalló Luis Fernando, mientras señalaba que otros compañeros resguardan sus pertenencias en otro punto. La mujer salvadoreña, que cargaba a su hijo de corta edad, evitó dar su nombre pero confirmó que buscan escapar de la violencia en su país.

Las condiciones son precarias: sin acceso a albergues, duermen a la intemperie y dependen de apoyos esporádicos. “Aquí nadie le da a uno dónde dormir. Nos dan comida una vez al día, ropa y chance de bañarse hasta las dos de la tarde”, relató Jairo. La falta de alternativas los obliga a permanecer en zonas boscosas cerca de las vías, expuestos a las bajas temperaturas nocturnas, un riesgo especialmente grave para el niño salvadoreño y su madre.

Sobre la posibilidad de regresar a Venezuela, los jóvenes fueron contundentes. “¿Quién va a ir para allá pelado? Sin plata no se hace nada. Allá el sueldo no alcanza ni para comer”, afirmó Luis Fernando, quien tiene familia en su país pero descarta volver. “Prefiero ir a otro país para hacer algo”, insistió, desconfiando de las promesas de recepción del gobierno venezolano.

Mientras organizaciones civiles y autoridades locales reportan un incremento de migrantes varados en la región, historias como las de Jairo, Luis Fernando y la madre salvadoreña ilustran los riesgos que asumen familias y personas solas ante la desesperación. Su mirada sigue puesta en “el paso”, como llaman a la frontera, donde esperan encontrar, al menos, una oportunidad que sus tierras natales les negaron.