Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

Bajo el puente de la avenida Pacheco, a un costado de la empresa Interceramic, unas 20 personas sobreviven en condiciones extremas. Entre cartones, lonas y costales, han construido refugios temporales para resistir las noches gélidas de Chihuahua, mientras claman por atención gubernamental y oportunidades laborales que les permitan reintegrarse a la sociedad.

En entrevista, Jesús Daniel, originario de Los Mochis, Sinaloa, relató cómo el destino y los conflictos familiares lo llevaron a vivir en las calles: “Muchas veces la familia te paga mal, te avientan a la deriva sin importar cómo andabas”. Aunque se desempeña como jardinero, su salario no le alcanza para rentar un espacio digno. Junto a él, otro hombre de Cuauhtémoc, Chihuahua, compartió una realidad similar: “No somos malvivientes. Es el destino o la familia que nos falló”.

Condiciones inhumanas: Los habitantes del lugar duermen con frazadas rotas y se protegen del frío con fogatas improvisadas. Para bañarse, utilizan un pozo de agua cercano, mientras cocinan en rudimentarios fogones con leña. “Aquí no hay luz, ni agua, ni nada. Nos las ingeniamos”, explicó Jesús. Aunque el clima cálido alivia parte de su sufrimiento, las noches invernales que pasaron los obligan a soportar temperaturas bajo cero con recursos mínimos.

Más que limosnas, los entrevistados exigen empleos formales. “Díganle a el presidente municipal que nos ofrezcan trabajo en el ayuntamiento, con seguro y condiciones dignas”, pidió uno de ellos. Aunque evitan pedir ayuda directamente, su situación habla por sí sola: necesitan cobijas, alimentos y, sobre todo, inclusión laboral.

Hasta ahora, ninguna autoridad local ha visitado la zona para brindar apoyo. Mientras tanto, el grupo se aferra a la esperanza: “Con la ayuda de Dios todo se puede”, afirmó Jesús. Sin embargo, su paciencia se agota. “Al buen entendedor, pocas palabras: que vean nuestras circunstancias”, concluyó, mientras ajustaba una lona para protegerse del viento.

La situación bajo el puente de Interceramic refleja un problema sistémico que requiere soluciones urgentes. Mientras las promesas políticas se diluyen, estas personas siguen esperando que alguien les tienda una mano.