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¿Qué pasó con el láser del Ángel? De ícono turístico a monumento al abandono en Chihuahua

Inaugurada en 2003 bajo el gobierno de Patricio Martínez, la obra de Ponzanelli y González Heiras 8 metros de bronce sobre 42 de mármol fue un alarde tecnológico: rotaba cada dos minutos y lanzaba un rayo láser desde su espada. Dos décadas después, el mecanismo yace paralizado, el haz luminoso se extinguió y las cicatrices del deterioro exponen una cruda realidad: Chihuahua maltrata su patrimonio simbólico. con los mismos actores en nuevas trincheras.

La Plaza del Ángel, renovada en 2012 para exaltar identidad local, tiene hoy un corazón muerto. El abandono no es accidental; es síntoma de una enfermedad crónica: proyectos turísticos concebidos como foto-oportunidad, jamás como compromiso sostenible. El ángel giratorio que deslumbró a chihuahuenses fue desconectado hace más de diez años. Ni el “reparado” láser en 2009 ni el mecanismo volvieron a funcionar. La estocada final llegó en marzo de 2024: marchas violentas dañaron la estructura ya vulnerable por la negligencia acumulada.

Este monumento no agoniza solo. Las fuentes danzarinas exhiben sus gradas vacías como tribunas para un espectáculo fantasma: restauradas solo en apariencia, perdieron su coreografía acuática con luces y música, ahora fungen como unas fuentes comunes. El mirador del centro y otras obras públicas como la fuente de la Plaza de los Frisos, languidecen como elefantes blancos de concreto: promesas incumplidas que devoran presupuestos sin retorno social ya que solo para el arranque de la obra fueron al rededor de 12 millones de pesos.

Mirador del Centro

Ahora la responsabilidad es del Fideicomiso del Centro Histórico, hoy presidido por el mismo Patricio Martínez que como gobernador inauguró el ángel en 2003. Su llegada en febrero de 2024 generó expectativas, pero su silencio es cómplice: ni planes para restaurar la tecnología única, ni presupuesto para sanar las heridas del vandalismo. Mientras la plaza vibra en eventos esporádicos, la estatua inmóvil clama contra la amnesia administrativa que sacrifica patrimonio en el altar del relevo gubernamental.

El ángel estático no es falla técnica; es metáfora de un sistema perverso. Cada giro ausente denuncia la cultura del abandono que transforma símbolos en chatarra. Cada rayo láser apagado revela cómo se oscurece la rendición de cuentas. Cuando las administraciones y los mismos funcionarios en nuevos cargos no tomen la responsabilidad de sus proyectos sin consecuencias, no se pierde bronce: se saquea el erario y se escupe a la memoria colectiva. Chihuahua merece que su ángel vuelva a volar….pero primero debe liberarlo de su peor carcelero: la indiferencia cíclica de sus gobernantes.