Ismael “El Mayo” Zambada, el histórico líder del Cártel de Sinaloa, se declarará culpable el próximo lunes 25 de agosto ante la Corte del Distrito Este de Nueva York. El acuerdo judicial con el gobierno de Estados Unidos podría convertirlo en testigo colaborador, evitarle la pena de muerte y desatar una tormenta política y criminal en México.

La audiencia está programada para las 12:00 horas y será presidida por el juez Brian Cogan, el mismo que condenó a Joaquín “El Chapo” Guzmán a cadena perpetua. Zambada aceptará cargos por narcotráfico, lavado de dinero, tráfico de armas y otros delitos federales2. A cambio, el Departamento de Justicia estadounidense no buscará la pena capital.

Fuentes cercanas al caso señalan que Zambada podría convertirse en testigo protegido, lo que implicaría revelar información clave sobre las operaciones del Cártel de Sinaloa, sus rutas de tráfico, redes financieras y posibles vínculos políticos3. Este giro judicial podría impactar directamente en juicios contra otros líderes criminales, como los hijos de El Chapo Guzmán, quienes también han iniciado acuerdos similares.

La declaración de culpabilidad de Zambada ocurre en un contexto de creciente presión internacional para frenar el tráfico de fentanilo. En México, su testimonio podría tener implicaciones explosivas. Según versiones no confirmadas, Zambada habría mencionado en su detención una reunión con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, en la que presuntamente fue asesinado el diputado Héctor Melesio Cuén Ojeda. Aunque no hay pruebas públicas, la sola insinuación ha encendido alarmas en círculos políticos y judiciales.

La vuelta al poder de Donald Trump en EE.UU. y el ascenso de Claudia Sheinbaum en México han reconfigurado el tablero del crimen organizado. En lo que va del año, México ha extraditado a 26 líderes criminales, sumándose a los 29 enviados en 2024. El pacto de Zambada se inscribe en esta nueva estrategia de cooperación judicial entre ambos países.

La caída de “El Mayo” representa un golpe simbólico y operativo al narcotráfico mexicano. Durante más de cuatro décadas, Zambada operó desde la clandestinidad con un perfil bajo pero con enorme influencia. Su decisión de colaborar con EE.UU. podría marcar el inicio del desmantelamiento de las estructuras más profundas del Cártel de Sinaloa.

La audiencia del 25 de agosto no solo definirá el destino judicial de Zambada, sino que podría abrir una nueva etapa en la lucha contra el narcotráfico. Si se confirma su rol como testigo colaborador, el impacto será transversal: desde las rutas del fentanilo hasta los pasillos del poder político en México.