En una acción coordinada entre autoridades estatales y servicios de emergencia, un recién nacido fue trasladado de urgencia desde Ciudad Juárez a Chihuahua capital para recibir atención médica especializada. La operación, marcada por la rapidez y precisión, se convirtió en un ejemplo de cómo la infraestructura y el trabajo conjunto pueden ser decisivos en situaciones críticas.

El bebé, cuya condición requería cirugía inmediata, fue movilizado en un helicóptero Bell 429, que aterrizó en el estadio de béisbol de la ciudad. La elección de este punto como zona de descenso permitió una conexión efectiva con el equipo de la Unidad de Rescate del Gobierno del Estado (URGE), quienes se encargaron del traslado terrestre final hacia el Hospital Infantil de Especialidades.

La escena, capturada por testigos en el lugar, reflejaba la urgencia del momento. Paramédicos especializados aseguraron al pequeño paciente en una incubadora equipada con soporte vital, mientras los motores del helicóptero aún resonaban en el aire. Cada segundo contaba, y el esfuerzo conjunto de pilotos, rescatistas y personal médico mostró la capacidad de reacción ante emergencias de alto riesgo.

Este operativo resalta la importancia de contar con protocolos de respuesta eficaz en el sistema de salud y emergencia del estado. La coordinación entre dependencias gubernamentales, junto con el acceso a transporte aéreo especializado, marca la diferencia en situaciones donde el tiempo es el mayor adversario.

Aunque aún se desconoce el estado actual del bebé, este traslado representa un esfuerzo excepcional para salvar su vida. En un contexto donde la infraestructura hospitalaria y la logística de emergencia son factores clave, historias como esta subrayan la necesidad de fortalecer los sistemas de atención médica y respuesta rápida en toda la región.

Un rescate que no solo movilizó recursos, sino que puso de manifiesto la dedicación y compromiso de quienes trabajan por la vida en circunstancias extremas.