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A Medio Camino

Redacción Por: Lic. Rafael Soto Baylón

La administración de Maru Campos llega a la mitad del sexenio con más tachas que palomitas. En principio votamos por ella hartos de la administración de Javier Corral que simplemente no hizo nada por el estado y para que no ganara Juan Carlos Loera y nos convirtiéramos en un apéndice de Palacio Nacional. Vamos, con ese sufragio hasta protegimos el agua de nuestras presas.

Con el apoyo del PRI, consolidó su ventaja sobre el morenista y resultó triunfadora. Bien, bien, bien. Inmediatamente después de tomar posesión como gobernadora hizo cosas interesantes que nos llenaron de optimismo: rescató de las ingratas manos del gobierno federal a productores agrícolas acusados de terrorismo, fumó la pipa de la paz con Adán Augusto López entonces secretario de gobernación, intervino en la Universidad Autónoma de Chihuahua para rescatarla de las indoctas manos del entonces rector Luis Fierro y metió a la cárcel a César Duarte Estábamos al borde del abismo y dimos varios pasos hacia atrás. Clap clap clap.

Pero en los siguientes meses alguien le calentó la cabeza diciéndole que podía ser la candidata a la presidencia de la república y se la creyó. Apagó la pipa con el presidente. Usó lenguaje carretonero que si bien está de moda entre los políticos no se veía bien ni como funcionaria pública ni como dama.

Y en los últimos tiempos lo único que resalta es su sistema de salud. Porque finalmente debió autorizar la liberación del ex gobernador. Tarde, muy tarde, intentó aprehender a Javier Corral cuando éste ya había subido varios escalones para llegar al Senado y solo hizo el ridículo porque el juez supremo ya lo había exonerado. Las carreteras, adminístrelas quien las administraste, están en pésimo estado y son un constante peligro para vehículos de cualquier tamaño. Las calles de las ciudades principales compiten por cuál tiene más baches. La obra pública no se nota. La inseguridad está ganando la batalla. Promueve la recaudación por medio de los ilegales retenes. Se pasea por aquí y por allá solo donde recibe besos y abrazos. Lo que en un principio la distinguió, el escuchar al pueblo norteño valiente, leal y hospitalario, ya lo olvidó. En la zona serrana brilla la autoridad de la delincuencia organizada. En las urbanas los policías hacen sus rondines donde no haya peligro y en fin, el resultado en las elecciones del dos de junio dicen más que las 407 palabras que llevamos escritas.

El futuro.

Olvídese de dejarle el cargo a Marco Bonilla. Busquen ambos una diputación plurinominal, vayan sacando sus objetos personales de sus oficinas y prepárense porque deberán entregar Palacio de Gobierno y Palacio Municipal a morenistas. No nos gustará ese resultado a muchísimos ciudadanos, pero será una elección de estado y ya vimos que es un rival muy peligroso, inclemente y poderoso.
Adiós, adiós, señora gobernadora; adiós, adiós señor alcalde. No quisieron aprovechar la oportunidad que Chihuahua les brindó. Solo una pregunta, dentro de tres años ¿habrá elecciones?