Rafael Soto Baylón

“El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida”.
Salmos 121:5-8,

El acoso sexual sufrido por la presidente con A, nos llama la atención ¿sólo diez escoltas? Si es cierto lo último es un acto de irresponsabilidad. Ella no es una mujer cualquiera, es la titular del poder ejecutivo, la máxima autoridad. Esta declaración está fuera de lugar. Nos da a entender que no necesita equipo de seguridad profesional, eficiente, con expertos. Si es cierto –que lo dudamos, haya sido víctima de abuso de clase sexual preguntamos ¿fue un montaje? Porque los gobernadores cuentan con un sistema de seguridad muchísimo más importante en calidad y cantidad. Tampoco los ediles, diputados, funcionarios federales –secretarios de estado- cuentan con choferes capacitados, asistentes y guaruras. Y los funcionarios públicos también. Y la presidente no.
Nos quiere dar a entender que a ella la protege el pueblo bueno. Entonces ¿Carlos Manzo no era cuidado por su gente?
De Palacio Nacional a la Secretaría de Educación Pública, el trayecto no es tan corto. Por ahí transitan miles de personas: buenos, malos, pésimos, maleantes etc. ¿para qué exponerse? ¿no había guardias a su alrededor? ¿ningún francotirador en las azoteas de los edificios aledaños? Ahora díganos que sus escoltas no portaban armas.
El mensaje es que –repito- el pueblo bueno la cuida. ¿Debe tener miedo de quienes no pertenecen a esa clase? O el mensaje es muy claro, no teme a la delincuencia organizada porque no es un personaje peligroso y vamos a ser malpensados… porque son sus amigos.
Para terminar no le creo que no tenga un sistema de seguridad amplio, tampoco que haya sido un hecho un hecho aislado, pero sí que todo fue un escenográfico.
A Donald Trump –valgan las diferencias- lo cuidan día un y noche más de 300 elementos del Servicio Secreto y no creo que a un gobernador lo protejan 5 policías.
En fin, vivimos en un país surrealista.