Por Doctor Sote

Leí la noticia que el presidente municipal de Huehuetán, Chiapas, celebró el Día del Padre en un evento “Solo para hombres” y que fue amenizado por bailarinas llamadas exóticas. Por supuesto causó “un gran revuelo e indignación”. Vamos a percibir dijo el débil visual.

Hace años, muchos años, el Día de la Madre se festejaba en las instalaciones de las escuelas –sobre todo en las primarias- y se les entregaban regalos que los niños habían hecho con sus propias manitas, las famosas manualidades: un florero, una casita de paja, un delantal adornado, un violín, etc. etc. etc. Las mamás debían recibirlo con una cara de alegría o con una que otra lágrima. Luego eran llevadas a las canchas de basquetbol o al gimnasio o al auditorio donde la chamacada bailaba danzas autóctonas, digo, regionales (Jesusita en Chihuahua, la Segunda de Rosales, la danza de los Viejitos) y ahí los veíamos equivocarse por no llevar el paso pero de todas maneras había que aplaudirles. Luego llegaba la hora de las declamaciones “madre querida, madre adorada…” “por mi madre, bohemios”, “mamá soy Paquito, no haré  travesuras”. “por qué me quité del vicio”. Después de tanto desfiguro, digo, halagos, a la más pura de todas las mujeres, les daban aguas de frutas o si no cocas acompañadas de un panecillo. Al final cada dama se llevaba disfrazado, digo, vestido para la ocasión, a sus respetivos retoños y ya.

Pero de varios años para acá, eso quedó en el olvido. Ya no existen esos festivales. Ahora el personal docente con el apoyo de la mesa directiva de la sociedad de Padres (y madres) de familia, organiza reuniones en los cuales ya no deben llevar a los hijitos, porque habrá cena, cerveza, algo fuerte para el desempance (como si el tequila hiciera milagros) y ¡ustedes no lo van a creer! Agasajan a las reinas del hogar con espectáculos con estrípers, que se presentan bailando profesionalmente desvestidos con una minúscula tanga. Y las madres felices porque para algunas rendirle honores al Dios Baco ya cobró su factura.

También ocurre en las despedidas de soltera. Antes, mucho antes, eran reuniones de féminas –unas que envidiaban a la futura esposa y otras que le daban el pésame- para darle consejos de todo tipo a la feliz novia. Le enseñaban a cocinar en la cocina, en el comedor, en la sala, en la regadera, en el patio (en un sitio discreto), comían pastel, tomaban refresco, a veces una copita. Pero ahora, si subes un video con un shower seguramente Youtube, Facebook, wa y todas las redes sociales los borran de inmediato.

Así los tiempos ¿por qué escandalizarse si a los padres les llevan unas chamacas para que bailen con poca ropa? (Ellas, no ellos). El hecho de que estén a dieta –supuestamente- no les impide ver el menú. Hay peores cosas que merecen nuestra censura y preocupación (delincuencia organizada, corrupción, inseguridad, crisis económica, violencia por doquier, impunidad, injusticia, desorganización gubernamental, falta de medicamentos, falsas encuestas políticas) y no hacerle al moralista. Si un papá no está de acuerdo con esos festejos, deje su chela y vaya a su casa pero permita que otros disfruten. Yo no sé, ni me importa, de qué partido surgió este alcalde, pero de que fue original fue original. Y que los más rucos se divirtieron, se divirtieron. Ojalá hubiese más eventos como este, ver un hermoso cuerpo de mujer no es pecado. O qué prefieren, ¿que les regalen martillos y serruchos para que al día siguiente se incapaciten por accidente de trabajo? De ninguna manera, y un consejo, debería incluirse este tipo de festejos en el Contrato Colectivo de Trabajo. Amén.

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