Marko Cortés se encuentra en una situación más complicada que la que Damián Zepeda enfrentó en 2018 al dejar la dirección de Acción Nacional. Aunque ambos buscaron refugio en el Senado de la República (ocupando el primer lugar de la lista plurinominal) y expresaron su interés por la coordinación, las revelaciones de Xóchitl Gálvez han afectado el futuro de Cortés al frente del grupo parlamentario del PAN en el Senado.

No es el único error significativo del líder panista. En enero pasado, se enzarzó en una disputa pública con el gobernador priista de Coahuila, Manolo Jiménez, por los acuerdos a nivel estatal. Sorprendentemente, Cortés publicó íntegramente los detalles de dicho acuerdo, incluyendo las firmas, lo que afectó su prestigio.

Además, el balance electoral durante su gestión no es el mejor. En 2018, Acción Nacional gobernaba en 12 estados del país. Sin embargo, después de un sexenio, solo lidera en cuatro: Chihuahua, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato. En el último proceso electoral, solo logró ratificar Guanajuato y perdió Yucatán, gobernado por Mauricio Vila.

A pesar de todo esto, Marko mantiene un optimismo firme y cree que aún puede coordinar a los senadores panistas. Otros nombres también están en consideración, como el excandidato presidencial Ricardo Anaya Cortés y la vocera de la campaña de Xóchitl, la chilanga Kenia López Rabadán. La incertidumbre persiste en el futuro político de Cortés mientras navega por estas aguas turbulentas.

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