Cruz Azul, otra vez…
Rafael Soto Baylón
América no ganó, los celestes no quisieron vencer. No tenían ganas de ser campeones. Se conformaron con los más de cuarenta puntos obtenidos durante la temporada. No hay maldición. El destino no se ensaña con Cruz Azul. Son ellos mismos. Vea usted…
Cuando jugaron contra Tijuana, allá bien lejos, permitieron tres goles. Nomás porque los Xolos no se decidieron, pudieron haber sido seis o siete. A la vuelta en su estadio, los cruzazulinos se conformaron con anotar solo tres veces. No pensaron en un posible autogol, ni en un error, un penalti de último minuto. Nada, con el trío de dianas se dieron por bien servidos. ¡Mediocres!
En cambio, América se enfrentó a Toluca, rival por demás difícil, pero dominó tranquilamente. Vino la serie contra la Máquina. Jardine, por lo visto, decidió que si no llevaban goles en contra sería factible dominar en el segundo juego. Y aquí empieza la derrota albiceleste. No jugar a ganar, sino a empatar porque con el reglamento ellos pasarían a la gran final. 1 a 0, 2 a 0 y entonces se dieron cuenta de que iban perdiendo. Error de los azulcremas: no dominar el partido, jugar a defenderse y a depender de un contragolpe que nunca llegó porque no dejaron a nadie en medio campo. Todos a defender. 2 a 1, felicidad maquinista, 3 a 1 vuelta a la realidad. Las águilas continuaron con la idea de atrincherarse y llegó el empate. Los celestes lo celebraron como si fuese un campeonato. Después del 3 a 3 festejaron casi tres minutos. Y la menor defensa del campeonato no supo defenderse ni siquiera dos minutos. Cometió un penal y ahí cavó su tumba.
La justicia divina llegó. No era justo que el América, con cuatro juegos jugados, dos ganados y dos empatados quedara eliminado por un equipo que perdió 1, ganó 1 y hubiese empatado dos. Pero lo peor es que la defensa más efectiva durante 17 fechas regaló tres goles. Rotondi obsequió una anotación desde media cancha y después cometió un penalti absurdo. Al portero, queriendo jugar a la Jorge Campos, lo sorprendieron para el segundo tanto.
¡Qué tristeza para los celestes! ¡tan buen equipo y con una mentalidad tan pobre! América derrotó a los choriceros, pero el Cruz Azul se entregó solito. Los campeonatos, queridos amigos cruzazulinos, no se ganan con empates sino con triunfos. Otra vez… la tenían, era suya y perdón por el machista albur, se las dejaron ir.
Nos queda un gran aprendizaje: el director técnico que sabe diseñar varias estrategias y no juega siempre igual, tiende a ganar.
Pero no se desesperen. Los cementeros volverán a ser campeones. Sí, inmediatamente después de que Morena pierda la presidencia de la república.