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“Ceci Flores, la Madre Buscadora”. Quiere entregarle a AMLO su pala.

Cecilia Patricia Flores Armenta, conocida como Ceci Flores, es la fundadora y líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora.

Su incansable lucha durante más de siete años se centra en encontrar a sus hijos desaparecidos, Alejandro y Marco Antonio.

Ceci Flores, protesta afuera de Palacio Nacional para entregarle personalmente al presidente Andrés Manuel López Obrador la pala con la que busca a su hijo.

“Yo le quiero entregar a él también esta pala con la que he escarbado la tierra en diferentes partes del país para que él también haga su trabajo porque esta pala no debería estar en mis manos nunca, pero la tuve que agarrar por necesidad por encontrar a mis hijos

“Pero tenemos tres años de persecución, mi familia y yo, sufriendo muchísimas cosas porque estamos haciendo el trabajo que le correspondería al gobierno porque ellos no lo están haciendo.

“Entonces, le vengo a entregar al Presidente la pala para que él sea el que se encargue de hacer la búsqueda, investigación y localización de mis desaparecidos y no tenga que estar arriesgando mi vida constantemente en esta lucha porque a él le corresponde”, dijo la madre buscadora.

En 2015, Ceci reportó la desaparición de su hijo de 21 años, Alejandro Guadalupe. Ante la falta de avances por parte de las autoridades, en 2019, decidió emprender por su cuenta la búsqueda. Ese mismo año, sus otros dos hijos fueron secuestrados por hombres armados en Bahía del Kino, Hermosillo, Sonora.

La valiente labor de Ceci Flores ha resonado profundamente, enfrentando a las autoridades y encontrando cuerpos en fosas clandestinas, así como personas con vida. Se describe en sus redes sociales como “Madre buscadora de tiempo completo y defensora de Derechos Humanos. Presidenta fundadora de Madres Buscadoras de Sonora y de México”.

En noviembre pasado, Ceci declaró: “No quiero morir sin encontrar a mis hijos, le han puesto precio a mi cabeza, ofrecen 50 mil pesos por matarme.

Tengo un botón de pánico que no nos protege, necesito seguridad permanente”. Esta información sobre el precio de su vida le llegó desde el penal de Hermosillo, Sonora, estado que tuvo que abandonar por temor a ser asesinada, como otras activistas de búsqueda de desaparecidos.