El titular de Hacienda no tiene buena relación con su compañera de Gabinete. Ya había exigido el manejo de las finanzas de la petrolera. Claudia los exhortó a «limar asperezas». El plan de austeridad.

Son momentos de máxima tensión. Claudia repasa una y otra vez la lista de los que integrarán su Gabinete. Mueve piezas de lugar, las acomoda según sus necesidades políticos y también de gestión. En ese ejercicio, Pemex es -sin dudas- una espacio clave para el «segundo piso de la 4T». Sus históricas deudas y la creciente falta de pagos a los grandes proveedores alimentan la preocupación de Rogelio Ramírez De la O.

Como reveló esta redacción, De la O -de los pocos ya confirmados para el próximo Gabinete- exigió tener un mayor control de las finanzas de Pemex, porque los problemas en la petrolera son -a la larga- problemas para el Tesoro de la Federación.

En ese marco, se pensó un doble comando: un director financiero propuesto por Ramírez De la O, y un director general que se enfoque en la operación. Pero el problema podría persistir si la operación de la empresa sigue dando pérdidas, sobre todo en las viejas refinerías que no fueron acondicionadas en este sexenio. «Se necesita mucha coordinación y un programa estratégico holístico. No es un tema solo financiero», explican desde el claudismo.

Por esa razón, Sheinbaum decidió hacer un movimiento en sus planes: Raquel Buenrostro, que en principio figuraba como la máxima candidata para volver a controlar el SAT- se convirtió en la principal propuesta para ser la futura directora de Pemex.

Buenrostro, según cree Sheinbaum podría dar un viraje en la dirección. Es una de las funcionarias con mayor capacidad de ejercer austeridad y con suficiente mano dura para ajustar presupuestos.

El problema, explican en el entorno de Palacio, es que Ramírez de la O no está de acuerdo con esta designación ya que no tienen una buena relación y para el secretario de Hacienda es primordial una buena interlocución con la dirección de la petrolera, pues se perfila que el gobierno siga apoyándola a través de recursos y de reducir la carga fiscal.

En el entorno del Secretario de Hacienda preocupa no solo los compromisos en el mercado de deuda -que para este 2025 superan los 7 mil millones de dólares- sino también la deuda con prestamistas y proveedores.

Cuestionan la estrategia en el plan de Sistema Nacional de Refinerías, que para el cierre del sexenio no logró los objetivos, significó pérdidas y seguirá siendo un pendiente del próximo gobierno, sumado a que no es claro cuándo será el arranque de Olmeca, en Dos Bocas. De ahí la urgencia de tener mejor sintonía con la próxima dirección de Pemex.

Pero el reclamo de Ramírez de la O parece no ser suficiente para Claudia, quien cedió ya el control de la dirección financiera al titular de Hacienda. Ahora ella exige a ambas partes superar las fricciones personales para hacer equipo y encarar las presiones fiscales y operativas que demanda Petróleos Mexicanos, que estará bajo la lupa de las calificadoras.

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