Los dichos de Slim sobre el papel de los militares en México generan tensión.
Las recientes declaraciones de Carlos Slim sobre el papel de los militares en la vida pública de México han generado malestar en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y en Palacio Nacional.

En la Sedena, las críticas se centran en el rol que tendría la constructora Carso, propiedad de Slim, en los planes de reconstrucción del puerto de Acapulco. Si bien el acuerdo oficial es que Slim encabezaría las labores, esto ha generado cuestionamientos por parte de los militares, quienes también tienen intereses en el sector de la construcción a través de diversas empresas.

Las tensiones no son nuevas. El año pasado, los militares a cargo del Tren Maya reclamaron a Carso por las demoras en la obra, acusando a la empresa de especular financieramente con los insumos.

El peso de los militares en el futuro de Acapulco será crucial, ya que el puerto está azotado por la delincuencia. La participación de los uniformados será vital para cualquier acción de reconstrucción.

Las declaraciones de Slim tampoco fueron bien recibidas en Palacio Nacional.

En particular, molestó la insistencia del magnate en negar los favores que recibió de gobiernos anteriores. Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, Slim es un empresario que se ha beneficiado de las prebendas políticas.

López Obrador ha expresado en privado que Slim era más progresista a principios de los años 2000, cuando ambos colaboraron en la reactivación del centro histórico de la Ciudad de México.

Sin embargo, el presidente considera que las posiciones de Slim se han radicalizado con el paso del tiempo.

En resumen, las declaraciones de Slim sobre el papel de los militares han abierto un nuevo frente de tensión en México.

Las críticas de la Sedena y de Palacio Nacional ponen de manifiesto la compleja relación entre el Estado y el sector privado en el país.

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