El Mochaorejas, entre la absolución y la memoria del secuestro
Daniel Arizmendi López, alias El Mochaorejas, fue absuelto de un proceso por secuestro y se ordenó su inmediata liberación; sin embargo, seguirá tras las rejas debido a otras condenas vigentes que lo mantienen recluido desde hace 27 años
El fallo judicial
• La jueza Raquel Ivette Duarte Cedillo, titular del Juzgado Segundo de Distrito en Materia Penal en el Estado de México, determinó que las pruebas presentadas por la entonces PGR eran insuficientes para acreditar la responsabilidad de Arizmendi en un secuestro ocurrido en 1997
• Aunque un padre de familia lo identificó por entrevistas televisivas tras su captura en 1998, la jueza concluyó que no existía imputación directa ni elementos probatorios sólidos que vincularan al acusado con los hechos.
• En consecuencia, se le absolvió del delito de privación ilegal de la libertad en la modalidad de secuestro.
La pena compurgada
• El único delito que se le reconoció fue la violación a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, con una condena de ocho años de prisión y 500 días multa.
• Como Arizmendi lleva 27 años encarcelado, la jueza consideró que esa pena ya estaba cumplida y ordenó su libertad inmediata en esa causa penal.
• El fallo fue notificado al Centro Federal de Reinserción Social 14 “CPS-Durango”, donde permanece recluido.
Por qué seguirá preso
• A pesar de la absolución, Arizmendi no podrá abandonar la cárcel, pues enfrenta otras sentencias acumuladas que lo mantienen bajo proceso.
• Su historial incluye múltiples condenas por secuestro y delincuencia organizada, delitos que lo convirtieron en uno de los criminales más temidos de los años noventa.
• La resolución judicial ha generado polémica, pues revive el debate sobre la eficacia de las investigaciones de la PGR en casos emblemáticos de secuestro.
Contexto histórico
• Arizmendi, originario de Miacatlán, Morelos, alcanzó notoriedad en los noventa por su modus operandi brutal: mutilaba las orejas de sus víctimas para presionar a las familias en las negociaciones.
• Fue detenido el 17 de agosto de 1998 junto con su pareja sentimental, Dulce Paz Venegas Martínez, quien recientemente obtuvo un amparo que anuló un auto de formal prisión dictado hace 26 años.
• Su caso simboliza el auge del secuestro en México durante esa década y la fragilidad institucional frente a la delincuencia organizada.
La absolución de El Mochaorejas no significa su regreso a las calles, pero sí expone las fisuras del sistema judicial mexicano: procesos mal integrados, pruebas insuficientes y un aparato de justicia que, décadas después, sigue corrigiendo errores. El hombre que marcó con terror a una generación permanece preso, aunque la sombra de sus crímenes continúa proyectándose sobre la memoria colectiva.
