*De la «Mística» Banda Presidencial al descrédito

Por: Yoboli Menchaca

En diciembre del 2018, Porfirio Muñoz Ledo entregó la banda presidencial a López Obrador. En un tweet publicado al día siguiente (2 de diciembre) decía: “lo considero un personaje Místico, un cruzado, un iluminado, un auténtico hijo laico de Dios, un servidor de la Patria.”
Ese tweet formaba parte de la torrencial ola de embriaguez que bañó al país tras la llegada de AMLO al poder, Muñoz Ledo agregó; “el presidente tiene una convicción profunda, Más allá del Poder y de la gloria de servir a México, sigámoslo y cuidémoslo todos”, dijo en aquel lejano 2018.

Cuando Porfirio Muñoz Ledo se atrevió a decir que Amlo era el Iluminado

Hoy Muñoz Ledo es uno de los contados políticos de izquierda que se atreve a decir que en México ha terminado la transición democrática y que, bajo la mano de AMLO comenzó una reversión autoritaria.
En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el expresidente de la Mesa directiva de San Lázaro por morena, Porfirio Muñoz Ledo expresó que “el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se parece al de Julio César el emperador de Roma, en su empeño de anular toda institución y acumular los poderes del estado en una sola persona” .

Feria del Libro en Guadalajara Jalisco: en México ha terminado la transición democrática

Para Porfirio Muñoz Ledo el gobierno de AMLO se halla también cercano al “Oscurantismo, sí, a esta corriente de pensamiento de la Baja Edad Media la cual se caracterizó por negar las luces de la razón”. Muñoz Ledo dijo que en el mandatario mexicano, había una suerte de voluntarismo que se colocaba siempre por encima de la verdad, la cual consiste en afirmar “yo tengo mis propios datos” así es, la ciencia y el conocimiento me vale.

Época de Oscurantismo en la Edad Media

Esta frase es sorprendente, es una declaración inesperada para mí, no porque no estuviera de acuerdo con ella, sino porque la decía el personaje que hace cuatro años, mostraba a AMLO como el mismo hijo laico de Dios, un servidor de la Patria.
Hoy por hoy, compara al iluminado del ayer con el cesarismo y con el oscurantismo del presente, con el desencanto de muchos que hace 4 años, le dieron a López Obrador un voto de confianza y que, incluso, lo habían seguido a lo largo de sus 4 campañas, es inocultable, ese desencanto está presente en conversaciones y también en los silencios de aquellos a los que cada vez les cuesta más trabajo la defensa de una administración marcada por sus errores y fracasos, el desencanto es inocultable.
Para muestra, hay que recordar la manera apabullante (la inolvidable marcha rosa del 13 de noviembre) en que la ciudadanía marchó en defensa del INE.

Marcha rosa en defensa del INE

Se realizó sin acarreos, sin uso de recursos públicos, sin autobuses enviados por gobernadores y alcaldes, sin tortas ni frutsis, tan solo con el apoyo de 51 organismos civiles y 36 ciudades que participaron, sin la grosera promoción realizada a través de los medios públicos sobre la marcha que se llevó a cabo dos semanas después, operada desde la Secretaría de Gobernación dirigida por Adán Augusto, «corcholata» López, con la única intención de fortalecer el ego lastimado del arremedo de presidente de los mexicanos, un personaje que no soporta el desacuerdo ni discrepancia ni oposición.
Hace 4 años, la noche en la que López Obrador ganó, era imposible poner un pie en el Zócalo capitalino, había banderas ondeando y se escuchaban gritos, música y cantos.

La composición política de la ciudad había quedado pintada completamente de MORENA, y en ese instante comenzó la era del desencanto, la cual fue promovida por un presidente encerrado en sí mismo, y que, en sus sueños de grandeza histórica, sería incapaz de escuchar, de mirar, de entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

En tan solo tres años, la administración obradorista perdió la mitad de la ciudad, y fue abandonada por la clase media y por todos los grandes sectores urbanos que hay en el país, las elecciones de 2021 fueron fruto de esos tres años de agravios e insultos, ofensas y ultrajes lanzados diariamente desde Palacio Nacional contra médicos, académicos, artistas, científicos, feministas, periodistas, intelectuales, burócratas, padres de niños con cáncer y en general contra todo aquel que se atreviera a discrepar con el Mandatario de Palacio.

El primer acto del sexenio, comenzó con la cancelación de un aeropuerto que tenía un 53% de avance, y estaba destinado a ser uno de los más importantes de América Latina, esa cancelación, significó un quebranto de miles de millones de pesos y la entrega de un aeropuerto inútil y muy caro, con un costo de más de 116 mil millones de pesos, que no logra pasar de 30 vuelos diarios y ni siquiera resuelve el 1% de los problemas de conectividad.

Cancelación de aeropuerto en la Ciudad de México

El sexenio comenzó con grandes promesas en el sistema de salud, (INSABI), con un presupuesto inicial de 106 mil millones en el 2019, y que solo provocó el desmantelamiento de ese mismo sistema, ocasionando un gravísimo desabasto de medicamentos, y que cuatro años más tarde, no ha sido resuelto, adicionalmente generó una grave caída en el acceso a la salud, especialmente para los sectores más desprotegidos, el cual incrementó en las filas de la pobreza a 4 millones de ciudadanos más.
El sexenio comenzó también, con la promesa de que el país iba a producir sus propias gasolinas, cuatro años más tarde, se han gastado más de 18,000 millones de dólares, (más del doble de lo calculado para la construcción de la Refinería de Dos Bocas) y la refinería, sigue sin producir un solo litro de gasolina, su utilidad social es cercana a cero.

Después de estos cuatro años en el país, hay 700.000 muertos por COVID.

Después que la promesa de campaña era de «primero los pobres» hoy tenemos cuatro millones más de personas en extrema pobreza.

Extrema pobreza en México

Este sexenio prometía que, con abrazos y no balazos reduciría la violencia, hoy se tienen más de 130.000 personas que perdieron la vida a consecuencia de la violencia. Un problema que el presidente, había prometido resolver en los primeros seis meses de su mandato.
La peculiaridad de este sexenio es quince millones de personas han dejado obtener acceso a la salud. El desorden sanitario es tal que hasta la vacunación cayó 30%.

130,000 muertos por la violencia en México

Instituciones que habían dejado de mostrar pérdidas económicas, hoy regresan como hace 40 años atrás, la Comisión Federal de Electricidad, reporta pérdidas por más de 189 mil millones de pesos y eso en sólo dos años.
En cultura, tan solo por mencionar algunas, el cine, la creación artística, la investigación científica, la educación han sido abandonados.
Si hacemos un balance de este sexenio de trasformación de 4ª, el presidente podrá gastar 1,800 millones de pesos y hablar durante horas en el Zócalo, podrá acarrear a cientos de miles para que marchen por reforma y darse un baño de pueblo corrompiendo a 22 gobernadores y 15 mil operadores del Gobierno Federal.

Tarde o temprano, la realidad terminará por alcanzar al sexenio de la destrucción, la injuria, el agravio, el insulto y el ultraje.

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