Este domingo, Morena dio inicio a la conformación de 71,541 Comités Seccionales en todo el país, un proceso clave para fortalecer su estructura territorial rumbo a las elecciones de 2027. Pero mientras la militancia se organizaba en barrios y colonias, el secretario de Organización, Andy López Beltrán, brilló por su ausencia. La lideresa nacional, Luisa María Alcalde, capitalizó el momento para consolidar su liderazgo y sacudirse la sombra del hijo del expresidente.

La maquinaria territorial se pone en marcha Desde Coyoacán hasta Ciudad Juárez, Morena arrancó con más de 6,000 asambleas simultáneas para instalar comités seccionales, con el objetivo de alcanzar la meta de más de 71 mil antes de enero de 2026. Cada comité, conformado por al menos cinco integrantes, busca democratizar la vida interna del partido y recoger las problemáticas locales2.

Luisa María Alcalde, la nueva cara del obradorismo Alcalde Luján, quien asumió la presidencia nacional de Morena en septiembre de 2024, ha convertido este proceso en una plataforma para consolidar su liderazgo. Con una narrativa de “organización desde abajo” y “transformación comunitaria”, ha recorrido el país como mentora, encabezando asambleas y promoviendo la afiliación que ya supera los 8 millones de militantes.

Andy López Beltrán: del Consejo Nacional al Okura Tokyo Mientras la dirigencia recorría el país, Andy López Beltrán, encargado de la Secretaría de Organización, se ausentó de al menos 15 asambleas clave. Su viaje a Japón, con gastos que superaron los 177 mil pesos en hospedaje, cenas y spa5, generó una ola de críticas incluso dentro de Morena. Su intento de justificar el gasto como “justa medianía” fue calificado como “malísimo” por el senador Gerardo Fernández Noroña4.

El reflujo del linaje obradorista La ausencia de Andy no solo fue física. Su influencia dentro del partido ha comenzado a diluirse. Luisa María Alcalde, respaldada por el grupo de “Los Puros y Duros”, ha tomado control de la estructura burocrática en los tres niveles de gobierno, desplazando al obradorismo de linaje por uno de superioridad moral.

Por lo tanto; Con la meta de afiliar a 10 millones de militantes antes de fin de año y la instalación de comités en cada rincón del país, Morena se fortalece desde sus bases. Pero mientras Luisa María Alcalde se convierte en la arquitecta del “segundo piso” de la Cuarta Transformación, Andy López Beltrán parece haber tomado el elevador directo al penthouse del Hotel Okura.

Mientras la militancia se organizaba bajo toldos y pancartas guindas, Andy López Beltrán se organizaba entre masajes shiatsu y sashimi de lujo.

Dicen que el pueblo salva al pueblo… pero parece que algunos prefieren que el pueblo los salve desde una suite con vista al Monte Fuji.

¿Será que el “cambio verdadero” también incluye millas acumuladas y menú degustación?

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