Mesas de arena y cálculos reservados en la primera semana de la contienda. La encuesta de Reforma. El dicho de un exalcalde. El factor 4T.

La campaña electoral en Monterrey se ha convertido en una escalada vertiginosa centrada en el tema de la seguridad. Tanto Adrián De la Garza como Mariana Rodríguez están compitiendo por conquistar el voto panista en la capital estatal. Esta carrera política, que ambos equipos de campaña definen como una alianza, se ha vuelto aún más evidente tras la publicación de la encuesta de Grupo Reforma, que otorgó una leve ventaja al candidato del Frente PRI-PAN.

En el War Room dirigido por Federico Vargas, se basan en la lógica de que Adrián por sí solo representa 30 puntos, una cifra similar a la obtenida por Francisco Cienfuegos en la campaña anterior. Siguiendo esta aritmética, creen que si logran capturar parte de los 40,000 votos que obtuvo la desconocida Yolanda Cantú en la contienda previa, sus posibilidades de triunfo aumentarán.

Afirman que, a diferencia de Mariana, las papeletas electorales favorecen a De la Garza. Cuando el candidato visita a los históricos votantes panistas durante sus caminatas diarias, les pide que voten por su partido, que, con la dinámica del Frente, es prácticamente lo mismo que votar por él.

Desde el campamento naranja, donde la opinión de Hernán Villarreal tiene un gran peso, creen que existe una masa consistente de votantes panistas que nunca votarían por el PRI, pero sí considerarían votar por MC. Además, en ese comando, sostienen que De la Garza ya no puede crecer más, mientras que Mariana tiene un amplio margen para subir en las encuestas.

Siguen el mantra de los gurús electorales: cuando un candidato tiene alto nivel de conocimiento y bajos negativos, no tiene techo ni límite. El ejemplo más destacado fue la elección de Andrés Manuel López Obrador en 2018.

En la contienda discursiva, Mariana opta por atacar a la “vieja política” sin mencionar demasiado a su rival. Por otro lado, De la Garza critica al gobernador Samuel García, entendiendo que podría ser un obstáculo para el crecimiento de MC. Por ahora, evitan una colisión frontal.

¿Y Morena? En MC y en el Frente, las opiniones divergen. Algunos creen que Mauricio Cantú adoptará un perfil serio y formal, lo que restaría votos al candidato del PRI. Sin embargo, otros están convencidos de que existe una fuerte correlación entre los votantes de Morena y MC, entre el presidente y el gobernador.

Recientemente, el exalcalde Ricardo Canavati, conocido por su memoria prodigiosa de los diálogos de las tres películas de la trilogía de El Padrino, afirmó que esta elección se trata de evitar errores. El ganador será aquel que se equivoque menos.

La campaña tiene un elemento fascinante para los observadores de estos avatares que es la táctica de cada uno. De la Garza pasa más de diez horas diarias en las calles, habla con vecinos, presenta ideas y propuestas de alta densidad. Mariana hace una campaña de aire, de mensajes amigables, pero poco profundos y apelando a valores universales y digeribles.

Para entender: el contrapunto que ambos representan tiene mucho que ver con la idea que cada uno tiene del momento actual de la sociedad a la que buscan apelar.

El primero pasa horas respondiendo preguntas de vecinos en encuentros personales mientras que la segunda pide que se envíen inquietudes al correo y a las redes desde donde luego son respondidas. A su modo, y cada uno en su sistema, son candidatos excepcionales y casi inevitables, de ahí que se hiciera hasta lo imposible, en ambos territorios, para que sean los protagonistas de una elección que define el futuro del estado.

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