Máynez le dice ‘no’ a Alito: MC y PAN se reparten los huesos del PRI
Redacción por: César Olvera
28 de agosto de 2025 — En la guerra por el alma de la oposición mexicana, Jorge Álvarez Máynez ha decidido que no hay espacio para Alejandro Moreno Cárdenas. Mientras Alito clama por un “gran frente opositor” que incluya a todos los partidos para derrotar a Morena, Máynez afina una estrategia más quirúrgica: aliarse con el PAN y desmantelar, estado por estado, la estructura territorial del PRI.
El frente que nunca fue
El llamado de Alito desde avenida Reforma, tras un mitin, fue claro: “Hay que conformar un frente opositor antes de que este país se convierta en dictadura.” Pero el eco fue débil. Máynez, desde Movimiento Ciudadano, respondió con un mensaje encriptado que dejó claro que no hay vuelta atrás. “Un sector de la oposición cree que es un ‘hitazo’ amplificar la agresión física a Noroña. Justo cuando el tema de conversación eran los excesos de Morena,” escribió en redes.
La referencia no fue casual. La agresión de Alito y Rubén Moreira contra Gerardo Fernández Noroña no solo desató indignación, sino que sirvió como cortina de humo para reposicionar al PRI como víctima. Pero Máynez no compró el guion. En cambio, redobló su apuesta: avanzar en la alianza MC-PAN, pactada con Jorge Romero, y seguir robando operadores priistas en los estados.
El desmoronamiento del PRI
El caso de Puebla es emblemático. Néstor Camarillo, senador y exdirigente estatal del PRI, renunció a su militancia y se sumó a MC, dejando al tricolor sin liderazgo ni estructura en un estado gobernado por Morena. En Baja California, Jorge Hank Rhon hizo lo propio, mientras Gustavo de Hoyos arma la alianza PAN-MC desde Tijuana.
Una encuesta reciente de Buendía & Márquez reveló que MC y PRI están empatados con 8% de intención de voto para diputados federales, muy por debajo de Morena (45%) y PAN (11%). El PRI, que en 1997 tenía 239 diputados, hoy cuenta con apenas 373. La tendencia es clara: el tricolor se desangra, y Máynez y Romero están listos para recoger los restos.
Porque nada dice “unidad opositora” como tres partidos peleando por quién se queda con los huesos del PRI. Alito, que en sus mejores años controlaba gobernadores, sindicatos y hasta el clima, ahora ruega por un frente amplio mientras sus operadores se fugan como si el partido fuera un barco en llamas.
Máynez, por su parte, juega al ajedrez mientras Alito sigue lanzando dados. Su alianza con Romero no solo le da acceso a candidaturas competitivas, sino que le permite hacer lo que el PRI hizo durante décadas: robar estructuras, cooptar liderazgos y construir poder territorial. Ironías de la historia: el partido que enseñó a robar operadores ahora los pierde por la misma vía.