México y su experimento kafkiano: la elección judicial que divide opiniones
Un proceso inédito que genera incertidumbre
El próximo 1 de junio, México vivirá un proceso electoral sin precedentes: la elección de jueces y magistrados mediante voto popular. Lo que algunos ven como un avance democrático, otros lo consideran un “experimento kafkiano”, una medida que podría debilitar la independencia judicial y generar incertidumbre para inversionistas y ciudadanos.
El prestigioso diario británico Financial Times ha calificado la elección como un riesgo para la estabilidad institucional del país. La reforma, impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y respaldada por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca reducir la corrupción y hacer que los jueces sean más responsables. Sin embargo, críticos advierten que la medida echa por la borda 30 años de conocimiento y abre la puerta a la influencia del crimen organizado.
¿Cómo se llegó a esta elección?
Históricamente, los jueces en México eran seleccionados mediante un proceso interno que incluía años de experiencia dentro del sistema y exámenes competitivos. Ahora, los requisitos han cambiado: basta con cinco años de experiencia legal y un título en derecho para postularse. Además, la mitad de los jueces federales fueron seleccionados por sorteo para ser reemplazados en esta elección, lo que ha generado críticas sobre la falta de criterios técnicos en el proceso.
La rapidez con la que se organizó la elección también ha sido cuestionada. En ocho meses, el gobierno estructuró un proceso que, según expertos, carece de legitimidad y transparencia. Se estima que la participación será baja, entre 8% y 15%, y que menos del 1% de los votantes realmente comprende el impacto de su decisión.
Impacto en la inversión y el sistema judicial
El sector empresarial ha expresado su preocupación por la reforma judicial. Según el Financial Times, la medida es vista como un disuasivo adicional para la inversión, ya que podría dificultar disputas fiscales y de competencia contra el gobierno. Un ejecutivo de una empresa extranjera, citado de manera anónima, afirmó que “nadie podrá ganarle al gobierno”, dejando a los inversionistas en una posición vulnerable.
Además, la elección ocurre en un contexto de incertidumbre por las políticas comerciales del presidente Donald Trump y sus amenazas contra el narcotráfico. La combinación de estos factores ha generado un clima de preocupación entre empresarios y analistas internacionales.
¿Democracia o control político?
Los opositores a la reforma judicial sostienen que los cambios forman parte de un rediseño más amplio del Estado mexicano, orientado hacia un sistema más autoritario con instituciones más débiles y un mayor papel para los militares. La Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito (Jufed) ha advertido que la elección pone en riesgo los derechos humanos y la independencia judicial, convirtiendo el Estado de Derecho en una ficción.
Además, la falta de financiamiento público y privado para los candidatos ha generado dudas sobre la equidad del proceso. La mayoría de los aspirantes fueron seleccionados por el partido gobernante, y algunos han sido promovidos abiertamente por figuras cercanas a Morena. Incluso se han distribuido “hojas de trucos” para ayudar a los votantes a completar las complejas papeletas electorales.
¿Kafka o realismo mágico?
Si Kafka estuviera vivo, probablemente escribiría una novela sobre este proceso electoral. Un sistema judicial que pasó de exámenes rigurosos a una tómbola, donde los jueces son elegidos como si fueran boletos de lotería. Y mientras los inversionistas se preguntan si podrán ganar una disputa fiscal contra el gobierno, los ciudadanos intentan descifrar una boleta electoral más compleja que un examen de matemáticas avanzadas.
Pero no nos preocupemos demasiado. Al final, siempre hay una solución en la política mexicana: si el experimento no funciona, siempre podemos culpar a Trump. O mejor aún, hacer otro sorteo.