Organismos autónomos: El asalto silencioso al corazón de la democracia
En un análisis semanal de Ciudad 2.0, programa conducido por Víctor Hernández desde Durango, el destacado Analista político Alberto Hernández develó los entresijos de una estrategia gubernamental que amenaza los cimientos mismos de nuestra institucionalidad democrática.
La disertación del académico chihuahuense trasciende la simple crítica coyuntural. Con la precisión de un cirujano político, Hernández desmonta el proyecto de Morena, exponiendo un modelo que no solo busca debilitar, sino directamente desmantelar los organismos autónomos que históricamente han funcionado como diques de contención contra la discrecionalidad del poder.
Utilizando como marco interpretativo la filosofía hegeliana, Hernández desentraña el núcleo ideológico de esta embestida: un concepción del Estado como ente absoluto, inmune a toda crítica, donde lo público fagocita sistemáticamente lo privado.
Es el viejo sueño totalitario reconvertido en política contemporánea.Las instituciones que hoy están en la mira —desde el Instituto de Acceso a la Información hasta CONEVAL— representan los últimos bastiones de transparencia y equilibrio.
Su eliminación no es un proceso accidental, sino un diseño meticuloso para construir un régimen donde el ciudadano se diluye frente a la omnipotencia estatal.
La genealogía que traza Hernández es escalofriante: las mismas coordenadas filosóficas que alimentaron los totalitarismos del siglo XX —fascismo, nazismo, comunismo— reaparecen hoy con un ropaje democrático, pero conservando intacta su esencia: la subordinación del individuo ante un Estado presentado como entidad superior e incuestionable.
Lo que está en juego va mucho más allá de la simple reforma administrativa. Es el principio mismo de la representación democrática, la capacidad de los ciudadanos de fiscalizar, evaluar y limitar el poder público. Cada organismo autónomo desarticulado es un eslabón menos en la cadena que nos protege del autoritarismo.