Reportero de Policiacas

Un clima de angustia se vivió esta mañana a bordo del vuelo 3292 de Volaris, procedente de Tijuana, luego de que la aeronave intentara aterrizar sin éxito en dos ocasiones en el Aeropuerto Internacional de Chihuahua. Los más de 170 pasajeros y tripulantes enfrentaron casi cinco horas de incertidumbre, crisis nerviosas y malestares físicos, según relatos de los afectados, antes de que el avión regresara a su punto de origen.

El vuelo, programado para llegar a Chihuahua alrededor de las 10:00 a.m., inició su maniobra de descenso, pero problemas no especificados obligaron a la tripulación a abortar el aterrizaje en dos oportunidades. Testigos mencionaron que la nave ascendió bruscamente tras cada intento, lo que generó pánico colectivo. Durante el trayecto de regreso a Tijuana, varios pasajeros presentaron mareos, vómitos y malestar general, agravados por la falta de bolsas para enfermedades disponibles en cabina. “Fue una pesadilla. No había suficientes bolsas, y el miedo empeoró todo”, compartió un viajero anónimo al descender en Tijuana.

Tras aterrizar en el aeropuerto de Baja California cerca del mediodía, los afectados fueron desembarcados, aunque hasta el momento Volaris no ha emitido un comunicado oficial explicando las causas del incidente o las medidas para reubicar a los pasajeros. Tampoco se ha informado si se realizará un nuevo intento de vuelo a Chihuahua o si se otorgarán compensaciones. Autoridades aeroportuarias en Chihuahua confirmaron que se mantienen en espera de un reporte técnico de la aerolínea.

Mientras tanto, familiares de los pasajeros en la capital chihuahuense expresaron su preocupación por la falta de transparencia. “Solo queremos saber si nuestros seres queridos están bien y cuándo llegarán”, mencionó una mujer que aguardaba fuera del aeropuerto local.

El incidente pone bajo la lupa los protocolos de seguridad y atención a pasajeros en situaciones críticas, en un día donde Chihuahua también vive la efervescencia de festivales culturales.