«De cada diez pesos que pidió la campaña de Alejandra (Del Moral) solo enviaron tres», resumió en las últimas horas el expresidente Enrique Peña Nieto ante algunos personajes de su círculo cercano. Conocedor de la geografía electoral del Edomex, estima que en dos semanas Morena se llevará el triunfo por menos de diez puntos lo cual será anunciado por Alfredo Del Mazo casi como un triunfo frente a la maquinaria del Gobierno.


Según la lectura de Peña Nieto, la maquinaria priista funcionó tan solo al 50% y de ahí el comentario sobre el poco apoyo económico que recibió Alejandra Del Moral. Cuando se le pregunta por las consecuencias del resultado solo atina a mencionar que la alianza PRI-PAN queda en el aire para la elección presidencial y respecto a Alejandra Del Mazo advierte que «va a estar muy bien».


Los dos puntos tienen arraigo en la realidad. Cuando el PRI pierda la entidad la conducción de Alejandro Moreno Cárdenas volverá a ser fuertemente cuestionada y su ilusión de ser candidato a la presidencia perderá mucho terreno. Las batallas legislativas contra el Gobierno no alcanzarán para eclipsar lo evidente: que Alito convirtió al tricolor en un partido casi municipal.


El problema principal será para el binomio de Marko Cortés y Santiago Creel, que van a tener que explicar hacia adentro porque la alianza no la encabezó el panismo que demostró ser tan competitivo en Edomex en las elecciones del 2021. Por más excusas que se busquen ofrecer la realidad se reduce a los deseos personales hacia 2024: el primero quiere encabezar la lista pluri de senadores y el segundo ser candidato presidencial (con la única oportunidad de conseguir menos del 15% de las preferencias electorales).


La predicción del ex presidente sobre Del Mazo es muy crítica, pero en Toluca niegan que tenga un correlato político. Se habla más bien de un futuro lejos de la vida pública, lejos de México y, lo elemental, lejos de los juzgados.


Esta situación solo expone el preludio en el que se asoma el fin de la famosa hegemonía tricolor en su último bastión del Edomex que es un poco la misma situación del 2018: el gobernador Alfredo Del Mazo Maza entendió de antemano que frente al rechazo que inspira la marca en el electorado no había demasiado que hacer. Solo derrumbarse con la imagen de que no se estaba entregando la entidad a Morena de modo deliberado.

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