Puerto Escondido, Oax.— A pocas horas de que el huracán Erick toque tierra, la bahía principal de Puerto Escondido se ha convertido en un escenario de alerta: el mar ha rebasado el malecón, arrastrando arena y escombros, mientras el viento azota con fuerza creciente. El fenómeno, actualmente de categoría 3, mantiene en vilo a la población con vientos sostenidos de 205 km/h y posibilidad de intensificarse a categoría 4 durante la madrugada.

Las autoridades han activado protocolos de emergencia desde Acapulco hasta Puerto Ángel, mientras Protección Civil y elementos de la Guardia Nacional coordinan evacuaciones en zonas vulnerables. Refugios temporales se habilitan contrarreloj, pero algunos habitantes se resisten a abandonar sus viviendas por temor a saqueos.

“Sabemos que viene fuerte, pero preferimos quedarnos a cuidar lo poco que tenemos”, confiesa don Ernesto, pescador de 64 años, mientras resguarda su lancha con redes y lonas.

Tiendas de autoservicio y farmacias reportan compras de pánico: el papel higiénico, las latas de atún y el agua embotellada han desaparecido en cuestión de horas. Mientras tanto, las clases fueron suspendidas en toda la región y se ha restringido la navegación marítima.

El Servicio Meteorológico Nacional prevé lluvias torrenciales y oleaje superior a ocho metros. La comunidad, con temor pero también con temple, espera la llegada de Erick con un mantra no dicho: resistir.