Reportero de Policíacas

Un incidente que ha sacudido la escena política mexicana revela los peligros de confiar ciegamente en la inteligencia artificial para asuntos de Estado. El senador Mario Vázquez Robles fue sorprendido en plena sesión del Senado utilizando ChatGPT para generar acusaciones contra Alejandro Gertz Manero, demostrando lo que ocurre cuando los legisladores delegan sus funciones críticas en algoritmos sin supervisión humana.

Durante el debate sobre la renuncia del Fiscal General, las cámaras captaron al senador panista consultando su teléfono con una instrucción preocupante: “Vamos a agregar: la salida del fiscal tiene que ver con el huachicol fiscal, con la barredora o con el…”. El legislador no buscaba verificar datos ni contrastar información, sino que pretendía que la inteligencia artificial generara contenido sensacionalista para lanzar desde la tribuna.

Este episodio evidencia una tendencia alarmante en la política: la creciente dependencia de herramientas de inteligencia artificial sin el debido análisis humano. Cuando los representantes populares prefieren discursos generados por algoritmos antes que argumentos investigados y reflexionados, se produce una degradación del debate legislativo que afecta la calidad de nuestra democracia.

El verdadero problema no está en utilizar la inteligencia artificial como herramienta de apoyo, sino en hacerlo sin el indispensable filtro humano. La falta de verificación, contextualización y responsabilidad sobre los contenidos generados por IA puede llevar a la propagación de afirmaciones incorrectas o inventadas, con consecuencias impredecibles para el proceso legislativo.

En redes sociales, las críticas trascendieron la burla inicial para convertirse en una alerta ciudadana sobre los riesgos de esta práctica. Analistas políticos han señalado que estamos ante un caso paradigmático de lo que ocurre cuando se confía el debate público a máquinas sin supervisión adecuada.