Teuchitlán, entre el silencio y la búsqueda
Introducción
En el corazón de Teuchitlán, Jalisco, donde la tranquilidad rural parece ser la norma, un hallazgo inquietante en un presunto narcorrancho ha sacudido al país. Este caso no solo revive el debate sobre la violencia y las desapariciones forzadas en México, sino que también enfrenta a colectivos de búsqueda con las narrativas oficiales.
Cuando la Fiscalía estatal descubrió restos humanos en un rancho de Teuchitlán, las alarmas no tardaron en encenderse. El predio estaba vinculado a investigaciones del crimen organizado, pero también puso en evidencia lo que los colectivos de búsqueda han denunciado durante años: el incesante incremento de desapariciones.
Durante una conferencia reciente, la Presidenta Claudia Sheinbaum llamó a no politizar el caso y pidió dejar al ex Presidente Andrés Manuel López Obrador fuera de este debate. Sin embargo, colectivos como “Madres Buscadoras” respondieron que este problema trasciende administraciones y que ni el pasado sexenio ni el actual han logrado contener la tragedia.
Los datos oficiales reflejan más de 120 mil personas desaparecidas en el país, pero para las familias afectadas, estos números son más que estadísticas; son vacíos insustituibles y búsquedas que parecen interminables. Cada día trae un rayo de esperanza y, al mismo tiempo, más preguntas sin respuestas.
El narcorrancho de Teuchitlán representa más que un caso aislado. Es un reflejo de un problema estructural que necesita atención urgente. Los colectivos exigen políticas efectivas, sanciones para los responsables y, sobre todo, empatía. Aunque el camino sea largo, su lucha no se detiene.
