Reportero de Policiacas

Un auténtico viacrucis de casi 3,000 kilómetros se extiende entre Tapachula, Chiapas, y Ciudad Juárez, Chihuahua, una distancia que representa mucho más que solo un viaje en tren. Esta travesía incómoda y peligrosa de 48 horas, sin contar las paradas, es realizada diariamente por innumerables migrantes que anhelan alcanzar el «sueño americano».

Recientemente, se ha visto un incremento en la llegada de migrantes al estado de Chihuahua, con alrededor de 1,400 personas estimadas que han llegado en los últimos días en tres viajes de tren, promediando aproximadamente 466 indocumentados de diversas nacionalidades por cada convoy.

Estos casos no son aislados, ya que en el vecino estado de Coahuila, en Monclova, un tren de carga fue detenido con mil 500 aventureros a bordo. Esto llevó a que Grupo México, la empresa propietaria de Ferromex, inmovilizara 60 de sus trenes desde la tarde del martes para evitar que fueran abordados por migrantes.

Sin embargo, a pesar de estas medidas, la ola migratoria persiste. Cuando se suspenden las corridas en las líneas férreas, algunos migrantes, incluyendo venezolanos, haitianos, hondureños e incluso personas de África, emprenden la travesía a pie a través de desiertos áridos o por carretera, exponiéndose al calor extremo y al peligro de asfixia en contenedores mal ventilados, convirtiéndose en meras estadísticas trágicas.

Las dificultades para los migrantes comienzan en sus lugares de origen, donde a menudo deben vender todas sus posesiones para reunir la cuota que se les exige a las personas encargadas de ayudarlos a cruzar la frontera. Esta cifra, en la mayoría de los casos, asciende a $10,000 dólares (aproximadamente 170,000 pesos), una suma que podría invertirse en un negocio local en su lugar de origen.

No obstante, muchos migrantes creen que, una vez en camino hacia los Estados Unidos, las cosas serán más fáciles y multiplicarán rápidamente su inversión. Lamentablemente, la realidad suele ser muy diferente. A pesar de las tiendas de campaña que se ven en los techos de los trenes, que pueden dar una falsa sensación de comodidad, la mayoría de los migrantes enfrentan una odisea en busca del «sueño americano» que rara vez se materializa.

En su viaje, los migrantes cargan una cruz que se manifiesta en la letra «X» de la palabra xenofobia, ya que las redes sociales y los medios de comunicación han sido testigos de la difusión de mensajes y actitudes discriminatorias que a menudo resultan en actos violentos que ponen en riesgo la seguridad y la integridad de las personas refugiadas y migrantes. La búsqueda del «sueño americano» continúa siendo un desafío monumental para aquellos que se aventuran en este peligroso viaje.

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