Violencia y transición política marcan la última semana de López Obrador en el poder
REDACCIÓN
México se prepara para la transición presidencial en medio de una ola de violencia y cambios políticos significativos. A una semana de que el presidente Andrés Manuel López Obrador deje el cargo, el país enfrenta desafíos en materia de seguridad y gobernabilidad.
El fin de semana pasado se reportaron once ejecuciones en Ojinaga, Chihuahua, como parte de una serie de enfrentamientos violentos que han dejado un saldo de más de 100 personas entre asesinados y desaparecidos en todo el país, principalmente en Sinaloa. Fuentes oficiales atribuyen esta escalada de violencia a la ruptura del Cártel de Sinaloa en dos facciones.
Un comandante militar de la zona declaró que la única forma de estabilizar el conflicto es que los grupos criminales lleguen a un acuerdo entre ellos, lo que ha sido interpretado como un reconocimiento de las limitaciones del Estado para controlar la situación.
En el ámbito político, Luisa María Alcalde Luján fue nombrada líder nacional de Morena, el partido gobernante, sin haber renunciado a su cargo como Secretaria de Gobernación. Además, el hijo del presidente López Obrador se ha incorporado a la estructura de Morena, generando especulaciones sobre la futura toma de decisiones políticas.
La renuncia del Procurador General, que permite al presidente saliente designar a su sucesor, se suma a una serie de movimientos que podrían influir en la próxima administración de Claudia Sheinbaum.
La presidenta electa Sheinbaum, quien asumirá el cargo en los próximos días, deberá enfrentar el control de la violencia relacionada con el crimen organizado, la compleja relación con el expresidente López Obrador y su círculo cercano, y las preocupaciones sobre la militarización de la seguridad pública.
Mientras tanto, diversos sectores de la sociedad y la oposición política buscan organizarse para ofrecer alternativas y contribuir a la estabilidad del país en esta etapa de transición.
