Pensiones civiles del Estado, entre la ineficiencia y la corrupción
Redacción por: José Luis Duarte
La ineficiencia no tiene dueño, pero al parecer Pensiones Civiles del Estado (PCE) quiere acaparar toda. Los estrategas de dicha institución parecen ser egresados de las filas de Sun Tzu, ya que en una jugada maestra, redujeron los tiempos de entrega a los proveedores de medicamentos de 15 a 10 días. El único pequeño detalle que se les pasó fue que no tenían personal para atender las entregas de los proveedores. Además, los empleados de la institución dejaron muy clara su posición: ellos salen a las 3 de la tarde. Al jefe de almacén no le importa si están esperando medicamento esencial para los derechohabientes. Además, entran religiosamente a las 8 a.m., claro, de lunes a viernes. Los proveedores tienen que llegar desde las 7 para apuntarse en la lista y luego dar una “propina” para que no les metan a la fila algún otro proveedor.
Esto podría ser poca cosa, si no fuera porque, si el proveedor no entrega a tiempo, le imponen una multa que va en relación a la cantidad de medicamento y los días de retraso. Uno, que tiene una mente muy cochambrosa, podría pensar que esto fue diseñado para completar el gasto familiar. Pero la cosa no termina aquí. En el área jurídica, las cosas no van mejor. Los abogados viven combatiendo el gran estrés que vive PCE. Llegan a la hora que quieren, o después de sacar las copias que les piden a sus clientes. Los casos que tienen en trámite se siguen acumulando, llegando a ser más de mil quinientos y el 99% de estos se pierden.
El licenciado Ortega, titular del departamento jurídico, lejos de ayudar a la administración, complica los procesos con ideas “legales/innovadoras” que no funcionan y aletargan los trámites, complicando la operación de PCE. Todo esto se suma a la falta de especialistas, las deudas a hospitales, la precaria unidad de urgencias, las interminables filas de farmacia, el diferimiento de cirugías y prótesis, etcétera, etcétera, etcétera.
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