Rafael Soto Baylón

Algún pecado habremos cometido para merecer estos gobiernos. De Javier Corral qué podemos decir si no hizo nada. De César Duarte que derrochó el dinero. La necedad fue la característica de su sexenio. José Reyes Baeza permitió que la violencia se apoderara de la entidad. Por eso lo he escrito en otras ocasiones: el mejor gobernador de los últimos tiempos fue Patricio Martínez, y eso que no nos gustaba su estilo directo, seco, dogmático, obstinado.
En la última elección nos inclinamos por Maru. Y votamos por ella para que no ganara Juan Carlos Loera porque lo sentíamos demasiado cerca al presidente. Y en el pecado nos llegó la penitencia.
La hoy gobernadora empezó bien apenas protestado el cargo. Llegamos a confiar cuando dijo que el quehacer político debe estar “siempre subordinado a lograr el bien común” y “No habrá perdón ni olvido”. De sus inicios todo casi perfecto. Por un lado libró de la cárcel a los “terroristas” disfrazados de productores agrícolas de la región de Delicias. ¡Bravo! Loera nunca lo hubiese hecho. Aplausos (para ella, no para Juan Carlos).
He defendido la autonomía de la universidad. Sí, qué iluso. En mis impulsos internos me decían que la autodeterminación de las instituciones de educación superior es inamovible. Pero el entonces Rector Luis Fierro estuvo a punto de provocarle un daño irreparable. Y aquí la intervención del gobierno del estado estuvo justificada. Exigir la renuncia de Luis y poner orden en la Universidad. Más aplausos.
Pero en estos momentos nos preguntamos ¿quién asesora a la gobernadora? La responsabilidad de dirigir la administración estatal no recae en una sola persona. Necesita de mentores instruidos, cultos, mesurados, prácticos, experimentados, políticos profesionales. Sin embargo la realidad nos dice más que mil discursos.
Uno de sus mayores fracasos es no detener y menos disminuir la violencia que campea sobre todo por la Sierra. Chihuahua ya ocupa el tercer lugar en crímenes dolosos. Y según las estadísticas oficiales tiende a la alza.
Alguien le dijo que la manera de llenar las arcas públicas era por medio de multas y que la forma de allegárselos era con retenes: fáciles de instalar, infracciones por esto y por lo otro. Y compensaciones –mordidas- para tener contentos a los policías. Qué mal.
Otro le calentó la cabeza diciéndole que ella podría ser la candidata a la presidencia. Y se lo creyó. ¿En qué cabeza cabe? A un año y meses en el puesto… Muy mal.
Pero sus enemigos los tiene muy cerca. “Sé noticia nacional, ampárate contra los libros de texto gratuitos”. Se amparó, lo hizo de manera equivocada –dónde estaba el jurídico del gobierno para hacer el trabajo- y lo perdió. En vez de asimilar la derrota legal permitió que su gente se aleccionara a los enemigos de los LTG y promovieran otro amparo. Y viene la respuesta del ejecutivo a través del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en sus secciones octava y cuarenta y dos. Como a Javier Corral, le hicieron un paro de labores. Segunda derrota en pocas horas. El presidente es un rival Goliat muy poderoso. Pésimamente mal.
Se le vino el problema del ataque cibernético a Pensiones Civiles del Estado a finales de julio. Pasaban las semanas y aunque el servicio no se interrumpió perdimos el prestigio del que gozaba: ser uno de los mejores servicios médicos del país. Agregue usted los problemas financieros por los que pasa la dependencia que no se solucionan y nos hizo recordar con nostalgia los días en que PCE ofrecía servicios de primera.
La agenda política está en peligro. Los planes para que Marco Bonilla se reelija siguen adelante. Pero que de ahí brinque a la gubernatura será difícil porque desde ahora ella ya está entregando –gracias a sus consejeros- la silla de Palacio a la oposición. Es decir, a Morena.
Hay temas que atañen a todos los mexicanos y que deseamos sean realidad en nuestro terruño. Quisiéramos que las leyes se adecuen a no castigar nunca más el aborto. También quisiéramos que se permitiera la Voluntad Anticipada porque tenemos el derecho de tener una muerte digna. Reglamentar los matrimonios -o como quiera llamársele- de personas del mismo sexo. Sus creencias ideológicas son muy respetables, pero no intente imponérselas a todos. Denos libertad de elegir.
Haga respetar la ley, apenas termina de limpiar y resarcir los daños causados por un puñado de personas violentas que defienden –según esto- los derechos de las mujeres cuando ya está en puerta otra manifestación. Por un lado es dura cuando se trata de sus doctrinas éticas y otra débil cuando debe hacer imperar el orden.
No es fácil llegar a la gubernatura. Es difícil gobernar pero más complejo aún es gobernar bien. Tiene que recuperar la confianza de quienes emitimos nuestro sufragio por usted. Una recomendación, cambie de consejeros.

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