El grupo opositor a Morena (Frente Amplio Va por México) dio el día de ayer a conocer los detalles de lo que será el proceso interno para elegir al “Responsable de la Organización del Frente Amplio Va por México”.


Traducido al chairismo, para elegir a su corcholata presidencial 2024. Sin embargo como todavía no son los tiempos para iniciar los procesos electorales porque el árbitro electoral INE sancionaría, sin duda alguna ya empezaron rompiendo las reglas -igual que Morena- simulando que no están en campaña se cree que con solo cambiar el nombre de chana a Juana y listo.


A pesar de que estamos simulando, es importante que hagamos un recuento de las reglas para aquellos que quieran participar. De esta manera, podremos darnos cuenta del gran error que están cometiendo. La elección puede terminar secuestrada por aquellos que tengan la capacidad de inyectarle más dinero.
Primero, a partir de ayer se podrá registrar el que quiera y la fecha límite para hacerlo es el 9 de julio.
A partir de ese momento se cuenta con el boleto (candidato) y tendrá 30 días para recolectar las 150 mil firmas que le darán al precandidato su pasaporte a la contienda.


Las firmas de todos los precandidatos se sumarán para integrar lo que será el padrón acotado, que servirá para autorizar quiénes votan el día de la elección. Si son 15 precandidatos registrados y cada uno presenta las 150 mil firmas mínimas requeridas, en total serán 2 millones 250 mil electores los que aparezcan en el padrón.


Es decir, de un universo de 90 millones de electores que hay actualmente en el padrón nacional para 2024, apenas se auscultará al 2.5 por ciento. Pero si algún ciudadano no dio o no le pidieron su firma a un precandidato, pues no tendrás derecho a participar en dichosa votación, aunque se presente en el centro de votación.


La trampa de estos números es que, si algún precandidato o precandidata le mete dinero y presenta más de las 150 mil firmas mínimas, sino unas 350 mil firmas, esos registros se irán al padrón oficial y ese aspirante tendrá más simpatizantes que puedan votar por él o ella. Este proceso nos regresa a los vicios de antaño de los partidos. Es que la pregunta retórica es de nueva cuenta ¿quién controla el padrón? La respuesta eterna es los que le ponen más dinero.


“Las reglas dicen que se aplicarán cuatro encuestas y se harán cinco foros para contrastar ideas de los aspirantes. Aquellos que después de estos procesos -foros y encuestas- registren las mayores preferencias serán los que se incluirán en la boleta electoral”.


Para consumar la elección se anuncia la instalación de 300 centros de votación. Dicen que serán con múltiples urnas para que puedan procesar a todos los que acudan. Pero si son solo 2. millones 500 mil registrados en el padrón, serán entonces 8 mil 334 electores por centro de votación.


Y si uno de esos centros se instala en Ojinaga, Delicias, Cuauhtemoc, Parral, o incluso Acaponeta, Nayarit, y ahí a nadie le pidieron firmas para algún precandidato, pues nadie tendrá derecho a votar. El centro de votación estará vacío.


“Esto implica que, por lógica, los centros de votación se pondrán en donde están los grandes núcleos de población, para optimizar la concurrencia de aquellos quienes dieron sus firmas y sí aparecen en el padrón”.


Por lo tanto, al ser así, estaremos ante una elección totalmente fifí, que marginará a los electores de pequeñas localidades no urbanas, a los del campo. El promedio de centros de votación será de 10 por estado. Es enserio ¿Será eso representativo?


Regresamos, pues, a que al igual que en el levantamiento de las firmas, la elección la ganará aquel precandidato que tenga mayores recursos para movilizar a sus electores a los 300 centros de votación. Y eso significará ponerle dinero en la vieja y conocida usanza priista la del acarreo.


Lo que aparece es el vicio de origen que existe en todos los partidos, que, controlando el padrón, se controla el resultado. Para muestra un botón solo observemos a la cúpula del PAN cómo a pesar de las grandes derrotas, su líder Marko Cortés sobrevive.


Debido a esto, Germán Martínez este lunes 26 de junio se bajó de la contienda. Por eso el yucateco Mauricio Vila ya dijo mejor me quedo en mi estado sin carteles de la droga a comer Puchero, Relleno blanco, o de perdida cochinita pibil. Es esta misma la razón por la que Sergio Aguayo no se prestó a ser uno de los árbitros de esta elección interna.


Es imperante el replantear las reglas, siendo que a como están, la sana intención del llamado Frente Amplio va a terminar en el más rotundo y monumental fracaso, aún antes de la elección presidencial del 2024. Claro está que esto es si la intención es la de ganarle a Morena

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