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Guerra obradorista: Adán Augusto acusa a Jesús Ramírez de operar su desprestigio mediático

Por Redacción / Ciudad de México

La 4T vive una guerra intestina que ya no se disimula. En los pasillos del Senado y en las sobremesas del oficialismo, se habla de una fractura que involucra al expresidente Andrés Manuel López Obrador, al senador Adán Augusto López Hernández y al exvocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas.

Según reveló el periodista Raymundo Riva Palacio, Adán Augusto pidió directamente a López Obrador que frene los presuntos ataques mediáticos que, asegura, son orquestados por Ramírez desde su posición como asesor en el gobierno de Claudia Sheinbaum.

El origen del fuego amigo

La relación entre Adán Augusto y Jesús Ramírez nunca fue tersa. Durante el sexenio anterior, ambos se disputaban la cercanía con el presidente. El senador, entonces secretario de Gobernación, veía en Ramírez a un operador incómodo, más cercano a los medios que a las decisiones de Estado. Cuando Ramírez quedó fuera del gabinete de Sheinbaum, Adán Augusto celebró su “lugar lateral” en el nuevo esquema de poder.

Pero los vientos cambiaron. Hoy, el senador tabasqueño enfrenta una serie de escándalos que van desde presuntos vínculos con la organización criminal “La Barredora” hasta la creación de empresas fantasma y concesiones irregulares a casinos durante su gestión como gobernador. En privado, acusa a Ramírez de amplificar estos señalamientos a través de sus contactos en medios de comunicación.

¿Ramírez juega para la oposición?

La acusación más grave que lanza Adán Augusto es que Ramírez estaría operando para sectores opositores, interesados en su salida de la vida pública. “Mi permanencia es la mejor muestra de unidad del movimiento”, habría dicho el senador en una conversación reciente con el gobernador de Tabasco, Javier May, quien tampoco le profesa simpatía.

El señalamiento también busca desviar la atención de otras hipótesis que apuntan a la Secretaría de Seguridad Pública como origen de las filtraciones. Para Adán Augusto, el responsable no es Omar García Harfuch, sino el exvocero presidencial.

Vuelos, sombras y lealtades rotas

En medio de esta guerra de acusaciones, López Obrador ha intensificado sus visitas a la Ciudad de México. Algunos lo ven como un intento de recomponer el tablero político; otros, como una intervención directa en la disputa por el control simbólico de la 4T.

Mientras tanto, los escándalos siguen acumulándose: vuelos privados desde Chiapas, piruetas fiscales, contratos cruzados y una red de complicidades que salpica a familiares y excolaboradores del senador.



En la 4T ya no se disparan contra la oposición. Se disparan entre ellos. Y el que vuela más alto, cae más fuerte.