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Narcogobierno vs. intervención: La doble presión de Sheinbaum entre Trump y los cárteles

Por: Redacción

En un escenario marcado por presiones internacionales y desafíos domésticos, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta una de sus semanas más críticas desde su llegada al poder.

Desde el programa Ciudad 2.0, el analista político Alberto Hernández desglosó los factores que mantienen en vilo a la administración federal, destacando la escalada de tensiones con Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump y la frágil estabilidad interna.

La administración estadounidense ha intensificado su retórica contra México, acusándolo de ser un narcogobierno y señalando un supuesto contubernio con cárteles del narcotráfico. Alberto Hernández calificó como humillante el ultimátum de Trump para imponer aranceles comerciales en menos de 24 horas, medida que, de materializarse, afectaría gravemente a la economía mexicana, dependiente en un 80% del intercambio con Estados Unidos. Además, la designación de seis organizaciones criminales como terroristas abre la puerta a una intervención militar directa, una posibilidad que México rechaza como violatoria de su soberanía.

Trump también ha ignorado a México en su reconfiguración geopolítica, priorizando alianzas con Rusia y una confrontación con China, mientras busca consolidar su influencia en América Latina mediante el control estratégico de zonas como el Golfo de México y el Canal de Panamá. “Es un desprecio a la diplomacia bilateral”, subrayó Hernández.

En el frente doméstico, Sheinbaum enfrenta una rebelión en el Senado liderada por aliados históricos de Andrés Manuel López Obrador, quienes se oponen a una iniciativa contra el nepotismo y la sucesión política inmediata. Figuras como Saúl Monreal, Félix Salgado y Ruth Hernández, del Partido Verde, han pospuesto la reforma, debilitando la agenda anticorrupción de la presidenta.

A esto se suma el descontento social por la reforma a la Ley de Justicia Fiscal, que obligó al gobierno a retrasar su implementación tras protestas ciudadanas. “La gente está harta de medidas improvisadas”, señaló Hernández, quien también alertó sobre la crisis económica: la deuda de las empresas energéticas estatales, un crecimiento proyectado menor al 1% y la desconfianza inversionista por las reformas judiciales pintan un panorama “aterrador”.

La deportación de 29 narcotraficantes a Estados Unidos, negociada bajo presión, ha generado inquietud. Aunque incluyó a figuras de cárteles como el de Sinaloa, exceptuando a líderes como “El Mayo” o “Carpintero”, Hernández advirtió que este movimiento podría exacerbar la violencia. “Los cárteles han sido aliados electorales de Morena en el pasado. Alterar ese equilibrio es riesgoso”, afirmó.

Frente a la coyuntura, Sheinbaum ha reforzado su presencia en estados gobernados por la oposición, como Chihuahua y Guanajuato, buscando desarticular resistencias. No obstante, estos territorios registraron los índices más altos de violencia la semana pasada, reflejando la complejidad de imponer una agenda unificada.

Pese a las crisis, Sheinbaum mantiene una aprobación del 63%, según encuestas recientes. Hernández atribuyó esto a la narrativa de continuidad con López Obrador y la falta de una oposición cohesionada. “La simpatía popular persiste, pero es insostenible si no hay resultados concretos”, concluyó.

Con el reloj en cuenta regresiva ante las amenazas de Trump y la presión interna, México vive horas decisivas. La próxima semana podría definir no solo el rumbo de la administración de Sheinbaum, sino también el futuro de la relación bilateral más importante del país.