A pesar de las protestas masivas, posiblemente las mayores en los 75 años de historia de Israel, la polémica reforma judicial dio un paso hacia delante este lunes.

El parlamento aprobó una ley que quita el poder de la Suprema Corte de anular decisiones del gobierno, lo que muchos interpretan como un ataque a la democracia y la separación de poderes.

Desde que el gobierno planteó el proyecto de reforma judicial hace meses miles de personas han salido a la calle a protestar semana tras semana en pueblos y ciudades de todo el país.

Los manifestantes han demandado que se eliminen todas las reformas planificadas y que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, renuncie.

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