Las Verdaderas Series Mundiales de Béisbol
Rafael Soto Baylón
Posiblemente las nuevas generaciones ignoren que el futbol no se jugaba en nuestra ciudad. Dos años antes del mundial de 1970 le dieron promoción al balompié y empezamos a practicarlo. En Chihuahua se jugaban básquet y beis.

Contexto
Los seis años de primaria se dividían así: los de primero, segundo y tercer año eran niños pequeños desde la perspectiva de los de quinto y sexto. Los de cuarto están en el periodo de transición. Por ello los “chavos grandes” no jugaban con los “niños chicos” debido a la diferencia de edad y de complexión física. Los de los dos últimos años ya se sentían adultos y pues se dedicaban a molestar o en su defecto a defender a sus parientes de los primeros años de educación básica.

Cómo se jugaba el béisbol
Eran equipos de más o menos de cinco jugadores. Normalmente el pitcher (prescindible), el cátcher (prescindible) el primera, el de en medio y el de segunda. Solo tres piedras: dos bases y el home. No teníamos bates ni guantes, era a mano limpia. Teníamos la idea de que, si escondíamos una piedra en la mano, contribuía a darle mayor fuerza al ¿bateo? Si algún miembro del equipo contrario se percataba de la “trampa” se decretaba out de inmediato “¡trae piedra, trae piedra, out!”.
Si el pitcher tiraba bolas –de bobita- y ponchaba al contrincante, el equipo afectado solicitaba cambio de lanzador. Las pelotas eran de hule. Había niños que corrían veloces. Por tanto, si un jugador lograba embazarse en primera y el que lo sucedía lograba un hit y el que estaba en la base sentía que no llegaría a segunda, se quedaba anclado y el rápido tenía la facultad de que ambos estuvieran en la primera o que incluso corriera a segunda.

Sentíamos que estábamos en las Grandes Ligas, aunque todavía no se televisaba la serie mundial, en nuestro mundo nos veíamos en estadios gigantes, escuchábamos la voz de Javier “Sonny” Alarcón, el dios de los comentaristas deportivos diciendo “Y ahora viene el cuarto bat, a quien le auguramos estará en el salón de la fama, el gran Rafael Soto Baylón”. Y oíamos el rugido del monstruo de mil cabezas. Sabíamos que ese juego se estaba transmitiendo por radio, televisión y lo estaban filmando para la posteridad. Venía el lanzamiento y lo bateábamos y el Sonny decía, “la pelota se va, se va, se va, se va… y se fue. Otra vez, home run de Soto”. ¿De qué era estamos hablando? ¿De la paleozoica? ¿Azoica? ¿homo erectus? (todavía éramos niños) u ¿homo sapiens? De ninguna manera, homo deportivus. Serían los años sesenta, o setenta. No lo sé, yo soy de Luis Miguel para acá. Mi testimonio es porque me lo platicaron.
No jugaban niñas, ellas pasaban el recreo en otras actividades “propias de su naturaleza”.
¿Qué tiempos aquellos, señor don Simón!