Raquel Buenrostro avanza en la conformación de un grupo compacto en la Secretaría de la Función Pública, con el objetivo de enviar un mensaje contundente al resto de los secretarios. En los últimos días, despidió a todo el personal que consideraba poco apto para la tarea y que venía del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Buenrostro está convencida de que su trabajo es elemental porque cree que, a diferencia del sexenio anterior, Claudia Sheinbaum no tendría la misma resistencia que AMLO ante la opinión pública en caso de que ocurriera un escándalo de corrupción. Por eso, la SFP ya tiene dos objetivos iniciales.

El primero es la gestión de Octavio Romero en Pemex, que es una catástrofe a todo nivel y que además tiene sombras de maniobras de supuesta corrupción conocidas en el sector petrolero y que se ejecutaban desde las oficinas de Pemex en Tabasco. El eje de ese sistema irregular es la sideral deuda con proveedores que alcanza los 25 mil millones de dólares.

Estos movimientos agradan en el gabinete, comenzando por Rogelio Ramírez de la O, que detesta a Romero por cuestiones personales nunca aclaradas, y siguiendo por la presidenta, que no quería al agrónomo en su gabinete pero que, por la presión de López Obrador, debió ubicarlo en Infonavit.

Detalles mencionados en voz baja: ¿Qué sucedería si Buenrostro encuentra en Pemex cuestiones tóxicas ligadas a Andrés López Beltrán o al general Audomaro Martínez, que hasta hace algunas semanas manejaba el espionaje doméstico? En lugar de ese escenario, en Palacio domina el pragmatismo: si la auditoría en Pemex es una catástrofe, será el atajo directo para quitar al tabasqueño del Infonavit. «Para él problema no sería, su amigo Javier May seguro lo nombra tesorero», deslizan con sorna.

El otro objetivo para auditar es el IMSS, que maneja fondos millonarios para impulsar el programa IMSS Bienestar. Un territorio sensible que influye en el futuro inmediato de Morena y su flamante dirigente nacional. La diferencia respecto a Pemex es que Zoé Robledo tiene contacto directo con Sheinbaum y figura entre los primeros considerados en caso de que fueran necesarios ciertos ajustes en el gabinete.