En una jornada sin urgencias clasificatorias, el Bayern Múnich cerró la temporada con un contundente 0-4 ante el Hoffenheim, en un partido que quedará en la memoria como el adiós de Thomas Müller, quien disputó su encuentro número 751 con el club bávaro, cerrando una etapa dorada en su carrera.
La gran figura del encuentro fue Michael Olise, que ratificó su brillante primera campaña en Alemania con una actuación sobresaliente. El joven de 23 años abrió el marcador con un golazo de tiro libre en el minuto 33, ejecutado con su característico golpeo preciso y letal, y luego asistió a Josuha Kimmich para el 0-2 al 53’. Olise cierra así la temporada con 17 goles y 18 asistencias, cifras que confirman su rápida adaptación y proyección de estrella.
A pesar de la derrota, el Hoffenheim evitó la promoción al descenso gracias al revés temprano del Heidenheim, lo que restó tensión competitiva al encuentro. El Bayern, sin embargo, mantuvo el ritmo y la ambición: Serge Gnabry amplió la ventaja al 80’ tras un rebote en el poste de Harry Kane, quien ingresó en reemplazo de Müller. El propio Kane firmó el 0-4 definitivo al minuto 86, dejando la cuenta goleadora del equipo en 99 tantos, a uno del simbólico centenar.
El equipo de Vincent Kompany cierra así una temporada liguera excepcional, superando por primera vez en cinco años los 80 puntos y con apenas dos derrotas. Este desempeño lo convierte en el mejor debut liguero de un técnico bávaro desde el histórico primer curso de Pep Guardiola.
Aunque no se alcanzó la marca de los 100 goles, el cierre de campaña dejó imágenes imborrables: el brillo de Olise, el poder ofensivo del plantel y, sobre todo, el aplauso unánime a un ícono eterno como Thomas Müller, cuya leyenda en el Bayern se despidió con grandeza.