De MVP a una salida inevitable: el declive de Giannis y el adiós inminente en Milwaukee
Giannis Antetokounmpo, la figura que en 2021 condujo a los Milwaukee Bucks a un título histórico tras 50 años de sequía con una actuación épica de 50 puntos en el Juego 6, enfrenta hoy un presente marcado por fracasos sucesivos y un futuro incierto. De ser el símbolo de una dinastía soñada a contemplar desde el centro de la tormenta el derrumbe constante de su equipo, el griego parece estar cada vez más cerca de una salida inevitable.
Desde aquella consagración inolvidable ante los Phoenix Suns, nada volvió a ser igual. En las cuatro temporadas siguientes, Milwaukee no ganó ni una sola serie de playoffs. En 2022, cayó ante Boston en semifinales; en 2023, fue eliminado por Miami Heat como primer sembrado —un fracaso histórico—, y en 2024 volvió a despedirse temprano, esta vez ante Indiana Pacers y sin Giannis, lesionado. Ahora, en 2025, el ciclo parece agotado: la eliminación por 4-1 en primera ronda contra los Pacers fue el golpe final.
El Juego 5 en Indianápolis fue un símbolo del derrumbe. Antetokounmpo falló un tiro libre crucial en el tiempo regular, y en la prórroga su equipo dilapidó una ventaja de 7 puntos en los últimos 40 segundos. La derrota 119-118, con empujones, discusiones y frustración, dejó una imagen de despedida. A pesar de los 30 puntos, 20 rebotes, 13 asistencias, 2 robos y 2 tapones del griego, su desempeño individual fue otra vez insuficiente.
Las estadísticas son lapidarias. Giannis promedió más de 30 puntos por partido en las últimas tres temporadas, algo que solo Oscar Robertson y Adrian Dantley lograron sin avanzar en playoffs. Además, igualó a Kareem Abdul-Jabbar como el máximo anotador de la franquicia en los primeros cuatro partidos de una serie. Pero la brillantez individual no fue suficiente frente a un entorno desmoronado.
Desde 2021, los Bucks pasaron por cuatro entrenadores —Budenholzer, Griffin, Prunty y Rivers— y sufrieron cambios clave en el plantel. La llegada de Damian Lillard renovó esperanzas, pero su grave lesión en el tendón de Aquiles cerró cualquier posibilidad de éxito. A eso se sumó la partida de Khris Middleton, socio histórico de Giannis. El griego quedó solo, o mal acompañado, sin respaldo ni dirección clara.
Mientras tanto, Antetokounmpo sigue diciendo que quiere quedarse. Pero su entorno ya no le ofrece garantías. La ilusión de construir una dinastía se esfumó. Y a los 30 años, aún en plenitud física y mental, es lógico que contemple nuevos horizontes. Cualquier franquicia con ambiciones y espacio salarial lo recibirá con los brazos abiertos. ¿Por qué no imaginarlo en los Lakers junto a LeBron y Doncic, o liderando a los Knicks?
El tiempo corre. La paciencia se agota. Y aunque Giannis no diga que se va, el momento ha llegado. Milwaukee le dio una historia gloriosa, pero también le mostró su límite. El ciclo se cumplió. Del MVP al adiós, de la cúspide al abismo, Antetokounmpo ya no tiene más que ofrecerle a los Bucks.
