Pep Guardiola, uno de los entrenadores más exitosos de la historia del fútbol, ha vivido una temporada para el olvido. Por primera vez desde su debut en el Manchester City en 2016, el técnico catalán no ha conseguido levantar ningún título oficial, cerrando un año en blanco que rompe con una racha triunfal de ocho temporadas consecutivas con al menos un trofeo.

El punto final a esta amarga campaña llegó con la derrota en la final de la FA Cup frente al Crystal Palace, un revés que selló la eliminación en todas las competiciones disputadas. Antes de este tropiezo, el City ya había cedido la Premier League ante el Liverpool, había sido eliminado en Champions League por el Real Madrid en dieciseisavos de final, y había caído en la Copa de la Liga frente al Tottenham en la cuarta ronda.

Este curso recuerda inevitablemente al de 2016-2017, el año de su llegada a Inglaterra, cuando tampoco logró títulos. Entonces, el City fue tercero en la liga, cayó ante el Mónaco de Mbappé en Champions, fue eliminado por el Arsenal en FA Cup y por el United en Copa de la Liga. Desde entonces, Guardiola había ganado títulos en ocho de sus nueve campañas en Manchester, sumando éxitos a los obtenidos en el Barcelona y el Bayern Múnich, donde tampoco dejó pasar una sola temporada sin trofeos.

Pese al revés, el entrenador no se alejará del proyecto ‘sky blue’. En noviembre, renovó su contrato hasta junio de 2027, confiando en revertir la situación. La temporada aún no está completamente cerrada para el City, que debe asegurar su presencia en la próxima edición de la Champions League. Para ello, necesita sumar puntos clave en los próximos duelos contra el Bournemouth y el Fulham, con el objetivo de superar al Aston Villa y alcanzar la quinta posición.

Aunque la campaña ha sido decepcionante para Guardiola, su legado no se ve empañado. Sin embargo, el presente obliga a reflexionar, reconstruir y volver a competir con la ambición que ha caracterizado toda su carrera.