A solo horas de dirigir la Final de la Copa del Rey entre Barcelona y Real Madrid, el árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea se quebró emocionalmente durante una rueda de prensa al abordar la presión mediática ejercida por Real Madrid TV, que recientemente publicó un video criticando sus actuaciones arbitrales previas.

Visiblemente afectado, De Burgos lamentó la repercusión personal y familiar que este tipo de contenidos tiene, especialmente cuando afectan a los hijos de los árbitros. “Cuando un niño llega al colegio y le dicen que su padre es un ladrón, es muy jodido. Intento enseñarle que su padre es honrado”, expresó entre lágrimas, defendiendo su integridad profesional frente a los señalamientos.

El árbitro vasco, de 39 años, enfatizó que muchas familias dependen del arbitraje, no solo en el fútbol profesional, sino también en las divisiones inferiores. Hizo un llamado a la reflexión colectiva, denunciando el ambiente tóxico que genera una campaña de presión sistemática como la emprendida por el canal oficial del club blanco.

Durante su intervención, elogió al presidente del Comité Técnico de Árbitros, Luis Medina Cantalejo, a quien calificó como su “padre arbitral”, y aseguró contar con el respaldo total de sus compañeros, quienes se mantienen unidos en medio de la tormenta mediática.

Sobre el clásico que se disputará en La Cartuja, De Burgos admitió que lo encara con “la preocupación de hacerlo bien” y reconoció que habrá “jugadas interpretables”, dada la velocidad y calidad técnica de ambos equipos. Pese a ello, consideró un privilegio ser parte de un encuentro que definió como “bonito y complejo a la vez”.

Conmovido y firme, el árbitro dejó claro que más allá del juicio deportivo, está en juego algo mayor: el respeto hacia quienes sostienen el fútbol desde el silbato y la imparcialidad.