El embajador de Estados Unidos en CDMX, Ken Salazar, criticó duramente la política de seguridad del sexenio anterior y reprochó que el expresidente Andrés Manuel López Obrador no aceptó ayuda de Washington en la materia.
«La estrategia de abrazos, no balazos no funcionó. La coordinación con EE.UU. ha fallado en el último año en gran parte porque el presidente anterior no quiso recibir el apoyo de EE.UU., cerró la puerta a inversiones de más de 32 millones de dólares porque no quería que esa inversión llegara a México para ayudar con la seguridad del pueblo mexicano», expresó Salazar.
Este mensaje, emitido en un día de tensión en el oficialismo por la elección de una candidata para la CNDH no preferida por Palacio Nacional, fue políticamente calculado.
La referencia de Salazar al último año es precisa: en enero de 2024, las agencias de seguridad de EE.UU. fotografiaron a uno de los hijos del presidente en Texas en compañía de personas sospechosas. Tras la queja de Palacio, el embajador recomendó que los hijos de López Obrador evitaran viajes a EE.UU.
La tensión aumentó en julio con el arresto de Ismael «Mayo» Zambada, sobre el cual López Obrador cree que Washington oculta información. La combinación de estos hechos encendió alarmas en el primer círculo presidencial, especialmente por el mecanismo utilizado para transportar al capo a Texas y el sigilo hacia la autoridad mexicana.
Tras el episodio, el expresidente puso la relación «en pausa» y Claudia Sheinbaum pidió a Salazar que dejara de contactarse directamente con secretarios del gabinete. Esta determinación molestó a Salazar, aunque en Palacio susurran que el problema real es que el embajador es intermediario de diversos intereses empresariales que van más allá de su actividad diplomática.