Hailey Bieber compartió uno de los episodios más difíciles de su vida tras convertirse en madre. En una entrevista reciente, la modelo explicó que después del nacimiento de su hijo Jack, ocurrido en agosto de 2024, experimentó una hemorragia postparto severa que puso en riesgo su vida. Aunque se había preparado física y emocionalmente para el parto, las complicaciones aparecieron sin previo aviso y la llevaron a requerir atención médica inmediata para detener el sangrado.
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El trabajo de parto duró 18 horas y fue completamente natural, sin epidural, a pesar de haber sido inducido con Pitocin y un balón Foley tras la pérdida de líquido amniótico en la semana 39 de gestación. Durante la emergencia médica, se utilizó un dispositivo Jada para ayudar a contraer el útero, y en medio del procedimiento, Hailey insistió en cargar a su bebé, lo cual pudo hacer una vez estabilizada. “Estaba sangrando mucho y la gente muere por eso, eso te pasa por la cabeza”, expresó la modelo, reconociendo el miedo que sintió pese a su confianza en el equipo médico.
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Además de las consecuencias físicas, Hailey enfrentó el impacto emocional del posparto. Habló abiertamente sobre su lucha con la dismorfia corporal tras el embarazo y cómo ha tenido que trabajar en la aceptación de su nuevo cuerpo. Las transformaciones físicas, como caderas más anchas y senos más grandes, le han resultado difíciles de asimilar ante las expectativas sociales. “Has hecho crecer a un ser humano. Has dado a luz a un humano. Date permiso, date tiempo”, reflexionó, subrayando la importancia de la autocompasión en esta nueva etapa.