Perros y bebés; una convivencia sin problemas
La convivencia entre perros y bebés puede ser armoniosa si se siguen algunas pautas clave. Es natural que los futuros padres se preocupen por los posibles celos del perro o las enfermedades que podría transmitir, pero con una preparación adecuada, se puede lograr una relación positiva. Es fundamental preparar tanto el hogar como a la mascota, enseñándole a respetar ciertos límites, como mantener la distancia en la habitación del bebé o evitar subirse a las camas.
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Antes de la llegada del bebé, es recomendable familiarizar al perro con los nuevos sonidos y olores. Por ejemplo, dejar que el perro huela los objetos del bebé o usar audios de llanto para que se acostumbre. Además, se debe entrenar al perro con órdenes claras como “abajo” o “quieto”. Cuando el bebé llegue, es ideal que el primer encuentro ocurra en un entorno neutro, como la calle, para que el perro se acostumbre al nuevo integrante sin sentirse invadido.
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La higiene es otro aspecto clave. Llevar al perro al veterinario antes de la llegada del bebé para revisar vacunas y desparasitarlo es esencial. Aunque inicialmente se debe evitar que el perro lama al bebé, una vez que el pequeño desarrolle sus defensas, la interacción será más natural. Finalmente, es importante no descuidar a la mascota y dedicarle tiempo y cariño, ya que es un miembro más de la familia y puede convertirse en un gran compañero para el bebé.
