Es común que algunos gatos muerdan cuando les acarician, y si tu felino tiene esta costumbre, seguro te has preguntado el motivo detrás de este comportamiento. Aunque puede resultar desconcertante, la razón detrás de estas mordeduras suele estar relacionada con la sensibilidad de su piel, que es mucho más perceptiva de lo que imaginamos. Los gatos tienen numerosos receptores nerviosos en su dermis, los cuales captan información como la temperatura, presión y el movimiento de su pelaje. Esto hace que algunos felinos toleren solo un número limitado de caricias antes de sentirse incómodos o sobreestimulados.

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Además, es importante considerar que algunos gatos pueden tener condiciones como la hiperestesia felina, un trastorno que incrementa su sensibilidad al tacto. En el caso de Noa, mi gato, sufría de esta condición, lo que hacía que cualquier tipo de contacto físico pudiera generar dolor o incomodidad, provocando que me mordiera como una forma de advertencia. Al comprender estos factores, podemos anticiparnos a sus reacciones y evitar que estas mordeduras ocurran.

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Para manejar estas situaciones, es fundamental observar atentamente a tu gato. Fíjate en las señales que te da, como el movimiento de su cola o el giro de su cabeza, que indican que ya está empezando a incomodarse. Al aprender a reconocer estos momentos, podrás detener las caricias antes de que llegue al punto crítico, evitando que se sienta agobiado y mordiendo como reacción. La clave está en ser empático y comprender mejor sus límites.