Información y fotos por: Silver Juárez Arce
No se siente solo, en ningún momento lo está. El andariego de las calles tiene a sus mejores amigos, que nunca lo abandonan.
Duermen en plena banqueta, ahí donde la noche los sorprenda. Se cubren unos a otros cuando el frío arrecia y cuando el sol levanta, se enfilan rumbo a las calles para buscar alimentos.
El Señor de los Perros le dicen, ya muy conocido en el centro de la ciudad, camina y chanclea por el adoquín de la Libertad, de la Victoria y de la Plaza de Armas.
Se instalan en la Aldama e Independencia, donde se han apoderado de una boutique a donde se echan a descansar sobre cartones y bien arropados con cobijas.
Los canes, rodean a su amo y con sus cuerpos le brindan calor. De día lo acompañan por donde él vaya y lo defienden de quienes han querido agredirlo, con esos colmillos filosos, no hay quien ose acercarse.
Los ciudadanos aman a estas leales mascotas a quienes no les faltan las croquetas o un que otro hueso para roer…
Nadie los abandona, ni al mendigo ni a sus fieles seguidores. Él es como el Quijote de la Mancha quien galopa acompañado de sus fieles escuderos.