Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
En la antesala del 214º aniversario del Grito de Independencia, la ciudad de Chihuahua rememora su papel crucial en la historia de México, al albergar los restos del Padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, en la emblemática Iglesia de San Francisco.
El 30 de julio de 1811, tras su fusilamiento en el Patio del Ejercicio del antiguo Colegio de Jesuitas (hoy Palacio de Gobierno), el cuerpo de Miguel Hidalgo fue sepultado en la Iglesia de San Francisco, ubicada en el corazón de Chihuahua. Este templo, construido en el siglo XVIII, se convirtió así en el primer lugar de descanso del iniciador del movimiento independentista.
Mientras que su cuerpo reposaba en suelo chihuahuense, la cabeza de Hidalgo fue enviada a la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, donde fue exhibida como advertencia a los insurgentes. No fue hasta 1823, ya consumada la independencia, que los restos de Hidalgo fueron exhumados y trasladados a la Ciudad de México.
«La Iglesia de San Francisco no solo es un monumento arquitectónico, sino un testimonio vivo de nuestra historia nacional», declaró el historiador local, Dr. Ernesto Valdés. «Aquí, en Chihuahua, Hidalgo encontró su primer reposo tras dar su vida por la independencia de México».
En vísperas del Grito de Independencia, la Iglesia de San Francisco se ha convertido en un punto de peregrinación para chihuahuenses y visitantes. El alcalde Marco Bonilla ha anunciado una ceremonia especial en el templo para la tarde del 15 de septiembre.
«Invitamos a todos los ciudadanos a visitar la Iglesia de San Francisco durante estas fiestas patrias», expresó Bonilla. «Es una oportunidad única para conectar con nuestra historia y rendir homenaje a Hidalgo en el lugar que guardó sus restos por más de una década».
Esta conmemoración no solo destaca el papel crucial de Chihuahua en la historia de la independencia mexicana, sino que también sirve como un recordatorio tangible del sacrificio de Hidalgo. Aunque sus restos ahora reposan en la Columna de la Independencia en la Ciudad de México, la Iglesia de San Francisco en Chihuahua permanece como un símbolo indeleble de su legado y del costo humano de la libertad.