Reportaje Especial y fotografías por: Silver Juárez Arce.
Se busca preservar nuestras tradiciones.
Las Catrinas gigantes que año con año se lucen en las calles del centro de la ciudad en el desfile y festival cultural, están casi listas para aparecer y tomar por sorpresa a los ciudadanos quienes acudirán al primer cuadro de la ciudad para admirarlas.
Como parte de las actividades culturales que el ICM prepara para celebrar el Día de Muertos la directora Fernanda Bencomo Arivzo dio a conocer las actividades que se desarrollarán del 29 de octubre al 6 de noviembre dentro del Festival de Día de Muertos en el centro Histórico. Este año se llevará a cabo el Paseo de las Catrinas por las céntricas calles, además se instalarán altares dedicados a los muertos en la Plaza de Armas con la participación de planteles escolares, así como la instalación de luces frente al edificio de la Presidencia Municipal.
En la Mediateca Municipal, seis estudiantes de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua les están dando su “remozada” a más de 10 Catrinas las cuales se lucirán en el desfile que se tiene preparado para los chihuahuenses.
Origen de La Catrina en México como tradición del Día de Muertos
La Catrina Mexicana es uno de los íconos más representativos de la cultura mexicana. El origen de este personaje se da por el descontento del pueblo mexicano con respecto a las clases más privilegiadas contra de los más humildes.
La historia de La Catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En estos periodos se empezaron a popularizar textos escritos por la clase media que criticaban tanto la situación general del país como la de las clases privilegiadas. Los escritos redactados de manera burlona y acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos, empezaron a reproducirse en los periódicos llamados de combate. Estas eran calaveras vestidas con ropas de gala, bebiendo pulque, montadas a caballo, en fiestas de la alta sociedad o de un barrio. Todas para retratar la miseria, los errores políticos, la hipocresía de una sociedad, como es el caso de “La Catrina”.
La palabra «catrín» definía a un hombre elegante y bien vestido, acompañado de alguna dama con las mismas características; este estilo fue una imagen clásica de la aristocracia mexicana de fines del siglo XIX y principios del XX. Es por ello que, al darle una vestimenta de ese tipo, en su obra Diego Rivera convirtió a “La Calavera Garbancera” en “La Catrina” diseñada en Aguascalientes.
La versión original es un grabado en metal con autoría del caricaturista José Guadalupe Posada. El nombre original es Calavera Garbancera. «Garbancera» es la palabra con la que se conocía entonces a las personas que vendían garbanzo y que teniendo sangre indígena pretendían ser europeos, ya fueran españoles o franceses (este último más común durante el Porfiriato) renegaban de su propia raza, herencia y cultura.
Esto se hace notable por el hecho de que la calavera no tiene ropa sino únicamente el sombrero; desde el punto de vista de Posada, es una crítica a muchos mexicanos del pueblo que son pobres, pero que aun así quieren aparentar un estilo de vida europeo que no les corresponde.
Diego Rivera fue quien le dio su atuendo característico, con su estola de plumas, al plasmarla en su mural ‘Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central‘, donde la calavera aparece con su creador, José Guadalupe Posada y una versión infantil de Rivera con Frida Kahlo. El mural fue pintado al fresco en 1947, mide 4,7 x 15,6 m y tiene un peso de 35 t, incluyendo una estructura metálica que lo refuerza. Originalmente fue realizado por Rivera para un hotel muy importante en el Centro Histórico de la ciudad de México, el Hotel del Prado (destruido en los sismos de 1985) y actualmente está ubicado en el Museo Mural Diego Rivera, creado especialmente para preservar el mural, considerado uno de los más conocidos visualmente de la fructífera etapa del muralismo mexicano.