En el juicio contra Genaro García Luna, se juzga mucho más que la libertad del ex secretario de seguridad pública del gobierno Calderonista, en el tribunal de Brooklyn, se juzga al policía-político, además se juzga, no solamente a un gobierno sino a una estrategia que se extiende en el sexenio de Felipe Calderón.
Desde luego, está también en el banquillo de los acusados el sexenio de Calderón, porque bajo la presidencia del panista, García Luna se convirtió no solamente en el secretario de seguridad pública, sino en el principal funcionario de la administración.
Fue el hombre de la máxima confianza del presidente de la república; en Estados Unidos el súper policía que brincó del gobierno de Vicente Fox, al de Felipe Calderón está afrontando denuncias muy comprometedoras, que van hasta poner al gobierno mexicano al servicio de uno de los carteles del narcotráfico.
De acuerdo a la fiscalía de Nueva York, el cazador de los delincuentes, era cómplice, y estaba al servicio del cartel más sanguinario del país.
Al parecer la estrategia por parte la fiscalía, es ofrecer los testimonios de una serie de delincuentes, que acusan al ex funcionario de haberse colocado como principal colaborador del crimen organizado, los testigos que presenta la fiscalía para respaldar la acusación, han hecho una serie de relatorías que, a pesar de todos los detalles, dichos testimonios deben de tomarse con prudencia, estos testimonios no son prueba suficiente para condenar o exculpar, hasta este momento se puede decir que aún no hay pruebas concluyentes.


Las pruebas presentadas por la fiscalía en contra del exfuncionario calderonista, marca el rumbo que va a tomar la estrategia de la defensa.
La acusación de la fiscalía tiene como base, la versión de quienes fueron afectados por el ex funcionario, y al parecer, lo que pretenden es vengarse de quien los capturó, ahora, lo que si podemos pensar, es que en el tribunal, la sombra es muy visible.
En el juzgado de Brooklyn se observa la sombra del expresidente Felipe Calderón, el presidente que confió siempre en el súper policía, denominación que le dio el gobierno Norte Americano, mismo que hoy lo acusa.
Quizás Calderón jamás imaginó que ese hombre al que le dio tan enorme poder, estaba dispuesto a violar los derechos y atropellar el debido proceso, es más que evidente que Genaro García Luna estaba enamorado de los reflectores, que intentaba producir una telenovela, más que una política de honradez, honestidad, confianza y seguridad.
Felipe Calderón no solamente respaldó y protegió a Genaro, en cierto sentido le entregó en sus manos al país, lo que está en juicio, más que un funcionario, es una estrategia política que no ha logrado contener el crimen y que en realidad ha hecho de México un cementerio.

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