La crisis financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) sigue profundizándose, y la administración de Octavio Romero Oropeza enfrenta críticas incluso desde sectores afines a la Cuarta Transformación. La caída en la producción, el aumento de la deuda y los problemas con proveedores han convertido a la empresa en un foco de incertidumbre económica.

Uno de los puntos más cuestionados es la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, que ha costado más del doble de lo presupuestado y sigue sin operar a plena capacidad. A pesar de las promesas de que procesaría 340 mil barriles diarios, la realidad es que cerró 2024 con una operación promedio de apenas 9.4% de su capacidad instalada. En algunos meses, la producción cayó a niveles críticos, con la planta funcionando a solo 5% de su capacidad.

La situación financiera de Pemex ha generado reacciones en el ámbito internacional. La reciente salida del Fondo Global de Pensiones del Gobierno de Noruega, que vendió todas sus inversiones de renta fija ligadas a la empresa, es un golpe a la confianza de los inversionistas. La decisión se atribuye al regreso de Ángel Cid, un hombre cercano a Romero Oropeza, a la administración de la petrolera.

Internamente, la confusión es total. «Luz Elena es la que comanda todo, porque Víctor Rodríguez Padilla ya está muy golpeado, y su salida es inminente», comentó un petrolero que conoce a fondo los problemas de la empresa. «Fueron a buscar a Cid, que es como ir a buscar al sepulturero en lugar de a un médico», añadió.

Las versiones sobre un cambio en la dirección de Pemex surgen en medio de una crisis con los proveedores. Aunque la empresa asegura que ha pagado y reducido sus deudas, los empresarios denuncian que no les permiten ingresar sus facturas, lo que impide el reconocimiento de pasivos y maquilla la situación financiera. «Cada vez menos empresas quieren trabajar con Pemex», admite un empresario que aún presta servicios a la petrolera pero que ya busca otros mercados en la región.

En medio de este panorama, Andy López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, impulsa a su amiga Paulina Moreno García para la subdirección de tesorería, un puesto clave para el control de pagos. Moreno García tiene antecedentes polémicos: fue removida del gobierno de Delfina Gómez tras ser acusada de pisar el gasto y generar una parálisis en la gestión.

La crisis de Pemex no solo afecta a la empresa, sino que pone en riesgo la estabilidad económica del país. Con una deuda creciente, una refinería que no cumple sus objetivos y una administración cuestionada, el futuro de la petrolera sigue siendo incierto.