La comedia fue su refugio, pero también su máscara. Jonah Hill pasó años escondiendo su ansiedad y depresión detrás del humor, mientras enfrentaba el implacable escrutinio de la industria del entretenimiento. Aunque su talento fue indiscutible, los medios y el público parecían más interesados en su apariencia que en su trabajo.

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Desde su debut en Hollywood, Hill fue encasillado por su físico. Cada cambio en su peso era analizado, celebrado o criticado, sin importar su crecimiento como actor y director. En su documental Stutz, disponible en Netflix, expone su viaje hacia la sanación emocional, destacando las herramientas que le ayudaron a enfrentar sus inseguridades y transformar su vida.

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El punto de quiebre llegó con la muerte de su hermano en 2017, lo que lo llevó a buscar ayuda en Phil Stutz, un terapeuta con un enfoque práctico. A través de sus sesiones, Hill aprendió a aceptar su pasado y construir una nueva relación consigo mismo. Hoy, prioriza su bienestar y ha decidido alejarse de la exposición mediática, demostrando que su mayor éxito no es la fama, sino su paz interior.