Pamela Anderson ha encontrado en The Last Showgirl un papel que podría cambiar para siempre su carrera. En esta película, la actriz interpreta a Shelly, una veterana bailarina cuya vida da un giro inesperado cuando el espectáculo que ha protagonizado durante tres décadas cierra de manera abrupta. A medida que su personaje se enfrenta a esta pérdida, también se ve obligada a confrontar sus propios miedos y emociones, especialmente en lo que respecta a su relación con su hija, interpretada por Billie Lourd.

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La dirección de Gia Coppola, conocida por su estilo único y su conexión con temas personales y emocionales, fue clave en el éxito de este proyecto. La directora eligió a Anderson para el papel tras ver su documental Pamela, a Love Story, destacando su capacidad para reflejar vulnerabilidad y fortaleza. Coppola ve a Anderson como «la Marilyn Monroe de nuestro tiempo», una comparación que resalta su complejidad y presencia artística.

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El papel de Shelly es una oportunidad para que Anderson se libere de los estereotipos de su carrera y demuestre su versatilidad como actriz. La película, que cuenta con un elenco estelar, es mucho más que un relato sobre la vida en Las Vegas; es una reflexión sobre la resiliencia, la reinventación y las segundas oportunidades. La decisión de Anderson de interpretar a su personaje sin maquillaje en la vida diaria del set subraya la autenticidad que busca en este nuevo capítulo de su carrera, mostrando que está lista para afrontar desafíos más allá de su imagen pública.